Salvador Y. Maldonado Díaz
En todo el país el tema de la inseguridad es prioridad para mejorarse ante los resultados evidentes del crecimiento de la escalada de violencia y de territorios donde hay un Estado fallido. Al término de 2019 se tendrán estadísticas históricas en materia de criminalidad que deben frenarse
Tanto en el ámbito nacional como estatal, las cifras no son halagüeñas y eso amerita que todas las instancias públicas hagan su tarea. A nivel individual esto también amerita hacer lo propio. Sin caer en la ingenuidad hay que poner en forma realista un átomo de arena, desde aprovechar las alternativas para las denuncias anónimas o la cooperación entre vecinos para la protección.
La emergencia de las protestas femeninas contra la violencia fue un tópico muy mediático a lo largo de 2019. Esto trae consigo la necesidad de crítica exhaustiva de lo que sucede en la sociedad mexicana ante la agresión a las mujeres desde el interior de las familias, hasta en las demás esferas sociales, como el medio laboral, en la educación, el deporte, etcétera.
Luego de que por fin el presidente de la República admitió que el país requiere del crecimiento económico, urgen políticas públicas que hagan posible la generación de riqueza y una adecuada distribución.
Se hacen votos por un adecuado gasto público que detone la inversión y con ello la derrama económica, de lo contrario el gobierno no tendrá recursos para sus ambiciosos y controvertidos programas sociales.
Si bien en Jalisco las cifras de generación de empleo y captación de inversión productiva fueron por arriba de la media nacional, no son para presumir, porque son evidentes los estragos de un deterioro económico que le pega al ingreso de la gran mayoría de los hogares.