Benedicto XVI
NORMA ANGÉLICA TRIGO GONZÁLEZ
Fue en 1990 en el Sínodo sobre la Formación Sacerdotal, cuando el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo Emérito de Guadalajara, conoció al Papa Benedicto XVI, cuando era Prefecto de la Congregación de la fe.
“Era el teólogo del Papa Juan Pablo II y se realizó ese sínodo, tuvo una intervención brillante, porque siempre lo fue y después como Cardenal se me dieron encargos en los distintos dicasterios de la Santa Sede y casi siempre quien introducía el tema era el Cardenal Ratzinger. Luego lo traté mucho más de cerca cuando vino a Guadalajara, en mayo de 1996, porque había una reunión de Obispos Latinoamericanos sobre el tema de la fe y como Prefecto de la Congregación de la fe, vino a presidir”.
El Cardenal Sandoval recordó que lo hospedaron en la Casa de Ejercicios, lo llevaron a pasear por Guadalajara de tal forma que conoció la ciudad, iba a misa a la Parroquia La Madre de Dios, donde las feligreses lo atendieron dándole de comer en su casa y cuidando de su ropa. “Fue una semana la que estuvo aquí, ahí lo traté bastante y nos hicimos amigos”.
Agregó que a lo largo de su servicio tuvo varios encuentros con el Papa Benedicto, y por supuesto en
el cónclave donde fue elegido Sumo Pontífice en lugar de Juan Pablo II, en abril del 2005.
“Hubo un detalle muy significativo para mí, una vez elegido y vestido como Sumo Pontífice, pasamos los Cardenales por orden de procedencia a prestarle la obediencia y cuando me tocó acercarme a él le dije: Santo Padre de aquí en adelante cuenta con mi oración para que Dios lo ayude, con mi obediencia y mi colaboración incondicional; me tomó las dos manos y dijo: y también con mi amistad, dijo: “Somos amigos”, esa frase me la decía seguido, cuando nos encontrábamos; Usted y yo somos amigos.
Tenía una memoria extraordinaria, nunca se olvidó de Guadalajara ni de los rostros de las personas que lo atendieron, era muy agradecido”.
Incluso una vez nombrado Papa, recibió a las señoras que lo atendieron en Guadalajara, las saludó y les regaló un rosario.
“El Papa Benedicto era una persona fina, muy atento y agradecido”.
“El me dejó 4 años más como Arzobispo, a los 75 años presenté mi renuncia y no la aceptó y al poco tiempo vino a México, a León Guanajuato y cuando lo saludé lo primero que me dijo fue, usted está muy
joven”.
APORTACIÓN A LA IGLESIA
El Cardenal Juan Sandoval, dijo que el Papa Benedicto XVI, tuvo una gran influencia desde el Concilio
Vaticano II ya que era quien le hacía los discursos al Cardenal Fritz. “El teólogo del Cardenal Fritz era Ratzinger, el que le preparaba todas las intervenciones en el Concilio y luego lo mandaron como Arzobispo de Baviera, Alemania y al poco tiempo el Papa Juan Pablo II lo trajo de regreso, entonces fue el teólogo del Papa, el que le ayudó a hacer todos los documentos que son muy ricos, el redactor principal del catecismo de la Iglesia Católica, un resumen de nuestra fe muy bien hecho, fue Ratzinger, así que todo el pontificado de Juan Pablo II, él respaldó a la Iglesia. Juan Pablo II era muy generoso, muy abierto y a veces estaba dispuesto a conceder más de lo que debía y Ratzinger lo frenaba, pero se querían y se la llevaban bien, a pesar de que uno era polaco y otro alemán, las diferencias de la guerra se limaron con estos dos personajes que se quisieron tanto”.
DECIDIDO Y VALIENTE
El Arzobispo Emérito, Juan Sandoval, describió al Papa Benedicto XVI, como un hombre bondadoso y al mismo tiempo decidido para defender la fe.
“Modesto y podría parecer hasta tímido al hablar, pero en sus documentos, en la exposición de la doctrina era claro y decidido”.
Finalmente dijo que se queda con la imagen del hombre que puso un precedente que no se borrará
porque renunció libremente y lo hizo por motivos de salud.
“Es loable, es un ejemplo… lo vi cinco días antes de que renunciara, estaba en Angola y primero pensé
que era una noticia falsa, después no quedó duda cuando el Vocero Pontificio lo hizo oficial”.
“Me quedo con el recuerdo de una persona elegida de Dios, he leído toda su vida…escribió más de 60 libros, los que escribió sobre Jesús, son una belleza. Era un hombre humilde y agradecido, siempre brillante”.