Andrés Guzmán Soto
Tal parece que hoy está de moda una nueva forma de llamar a la mentira; la nombran, irónicamente, posverdad. Esto significa, más allá de la verdad, que no es otra cosa que la mentira en todas sus expresiones: medias verdades, mentiras disfrazadas de verdades, ocultamiento o manipulación de datos; y lo peor de todo, la manipulación de conciencias por quienes ostentan el poder político y por los dueños del del dinero.
A pesar de que hoy en día estamos en la cima de la comunicación, donde abundan de manera sorprendente las tecnologías de la información y la comunicación; donde las redes sociales, como Facebook, Twitter, Instagram y demás se han convertido en los reyes de la producción y distribución de contenidos de todo tipo; donde la Internet es el universo del tráfico de datos que día a día se multiplican exponencialmente; estamos viviendo la paranoia de la desinformación, de la intoxicación de datos que ha provocado en una gran mayoría de las personas la desconfianza en lo que se informa, se publica o se expresa por cualquier medio de comunicación o de información.
Como decía un joven: ¿A quién le creo si todos dicen que tienen la verdad? O como dijo alguien en las esferas del poder: “yo tengo otros datos”; ¿dónde está la verdad?, ¿Quién dice la verdad?¿Quién manipula la información?
No cabe duda de que estamos inmersos en un mar de desinformación, información negativa o más claramente en un océano de mentiras donde cada quien defiende su “verdad” para su propio beneficio utilizando todas las artimañas posibles para vender sus productos y servicios, para vender sus “ideas”, sus “teorías”, sus “modelos de vida”, sus utopías irrealizables para alcanzar el poder, los placeres o el dinero.
¿Cómo ha podido suceder algo así? ¿Cuáles son las raíces de la falsedad ? ¿Cómo se han convertido la verdad y la razón en especies amenazadas y qué augura su agonía para nuestro futuro?
Para esta tormenta perfecta de mentiras y desinformación tenemos que enfrentarla con sabiduría y serenidad, siguiendo el Evangelio que dice: “astutos como la serpiente y sencillos como la paloma”; tenemos que saber discernir con inteligencia y seleccionar “el trigo de la paja” para poder encontrar la verdad en medio de tanta mentira y desinformación, porque solamente “la verdad nos hará libres”; solamente la verdad nos ayudará a crecer como seres humanos y a convivir como verdaderos hermanos.
Debemos de tener una mente abierta para escuchar a todos; para saber distinguir “el canto de las sirenas” manipuladoras del diálogo sincero que busca encontrar caminos para vivir con dignidad.
Debemos de tener un corazón amplio para escuchar, para comprender, para perdonar y para amar, siempre con la sinceridad de un corazón que busca siempre el bien, la verdad y la paz.