(11 de octubre)
Pbro. Adrián Ramos Ruelas
El Concilio Vaticano II (1962-1965) ha sido el acontecimiento más importante de la Iglesia en los últimos años. Ha tenido un impacto eclesial y social. La Iglesia decide ponerse al día y dialogar con el hombre de hoy para seguir ofreciendo respuestas a sus interrogantes más profundas y para participar de sus alegrías, miedos, logros, vacíos y expectativas, con el auxilio de la salvación ofrecida por Cristo, que le revela al hombre la grandeza de su ser y obrar (cf. GS 22).
El Papa Juan XXIII tuvo la primera inspiración para realizar este Concilio. Ángelo Roncalli nació en Lombardía, Italia, el 25 de noviembre de 1881. Desde pequeño dio indicios de vocación sacerdotal. Fue un gran sacerdote. Colaboró por el bien de la Iglesia como Patriarca de Venecia.
El “Papa Bueno”, se caracterizó por su bondad, confianza en Dios, apertura, calidez humana y diplomacia. Es muy famoso el “Diario espiritual” donde ponía por escrito sus vivencias y su experiencia diaria del amor de Dios.
Desarrolló varios cargos importantes en la Iglesia. Siendo nombrado Romano Pontífice, llevó el timón de la Barca por espacio de 7 años, sucediendo al santo también Pablo VI.
A él se deben dos de las encíclicas sociales que son dignas de atención: Pacem in terris (escrita en tiempos de la Guerra Fría) y Mater et Magistra. Se preocupó mucho por la cuestión social de su tiempo y por instaurar la paz.
El 11 de octubre de 1962 comenzó el Concilio Ecuménico Vaticano II. Esa fecha se ha escogido para recordar y celebrar a nuestro santo Papa, canonizado apenas hace cinco años, el 27 de abril de 2014, junto a otro Papa grande, Juan Pablo II, en una ceremonia sin igual en la Ciudad de Roma.
¿Qué podemos aprender de este gran santo?
- Su bondad. No se apartó de él la sonrisa de sentirse amado y muy favorecido con la gracia divina. Reflejaba siempre serenidad y paz.
- Su capacidad de discernimiento. Supo interpretar los signos de los tiempos. Agudizando su oído espiritual, recibió la gran moción del Espíritu Santo para renovar la Iglesia del siglo XX y llevó a cabo esa tarea con mucha valentía.
- Su diplomacia. Fue siempre un hombre de cultura, de diálogo. Promovió decididamente la paz, lo cual hace falta en nuestros días.