Dr. Actitud*
Suena el despertador, la luz del sol entra a tu cuarto, alguien te habla, escuchas algo, etc. Independientemente de cómo suceda, hay una realidad: inicia tu día.
¿Cuáles son los primeros pensamientos y sentimientos que vienen a tu mente? ¿Prisa, flojera, gratitud, miedo, estrés, felicidad? ¿Cuáles se repiten más?
¿Con qué actitud inicias tu día?
¿A qué dedicas tu atención? ¿A lo agradable o a lo desagradable? Por cierto ¿has notado que, a diferencia de lo malo, que sale a relucir fácilmente; lo bueno (tener salud, comida, familia, casa, trabajo, amigos, etc.), si no lo buscamos, se vuelve invisible? ¿Qué se ha vuelto invisible para ti?
¿Qué le das de desayuno a tu mente? ¿Noticias pesimistas, la “nota roja”, oración, alguna lectura constructiva? Considera que esa es la gasolina con la que va a trabajar y los anteojos con los que va a observar lo que pase en tu día.
En tus primeras conversaciones ¿predomina la queja, la crítica o la gratitud y las propuestas?
Es posible que desde los primeros momentos del día suceda algo desagradable o inesperado; eso no depende de nosotros, sin embargo, tú eres quien decide si permite que eso le amargue el día o sea sólo “un mal rato” En tu caso ¿quién marca la pauta, tú o lo que sucede? Las cosas que nos pasan nos afectan en un 10%, el 90% restante depende de con qué actitud las afrontamos.

Cuando sales a la calle seguramente ves personas desayunando durante el trayecto, sin tiempo de disfrutar, sólo actuar, porque “se hace tarde”, o tal vez buscando la tranquilidad detrás del cigarrillo o callando la consciencia con la música a todo volumen, mientras que otros centran su atención en su celular. Afortunadamente también hay quienes van sonriendo, platicando con sus hijos mientras van a la escuela, caminando en el parque antes de ir a trabajar, etc. ¿Cómo sería si te vieras a ti mismo?, ¿tu forma de pensar y de actuar desde esos primeros momentos del día te ayudan a ser una persona que vive feliz, en plenitud?
¿Qué decides para lo que queda del día de hoy, para mañana… ser víctima de las circunstancias o arquitecto de tu día? Puedes quejarte por tener que levantarte temprano o alegrarte por tener una razón para hacerlo, estar triste por lo que te falta o alegrarte por lo que tienes. Notarás cómo cada día te presenta cientos de posibilidades, cada uno es como una hoja en blanco: tú decides qué escribir y hasta el color de la tinta.
Por último, un pequeño tip: Cuando inicies cada día, aunque no encuentres un motivo para hacerlo, sonríe, mantén la sonrisa por lo menos medio minuto: notarás cómo esa sonrisa le envía señales a tu cerebro para ver las cosas con una mejor actitud y encontrar razones para seguir sonriendo.
¡Te deseo un gran día! (Claro, si es lo que has decidido)
*Dr. Juan Pablo Aguilar
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