Dr. Actitud*
Cuando visitamos un huerto solemos admirarnos al contemplar cuánta vida hay en él, pero ¿qué podemos aprender de las plantas para nuestro desarrollo personal?
Si lo pensamos, podemos comparar a:
- Las semillas con nuestros pensamientos.
- Las raíces con nuestra actitud
- El tronco con las decisiones que tomamos.
- Las hojas con lo que hacemos
- Los frutos con los resultados que obtenemos.
- Las plagas con las personas tóxicas que frecuentamos o los contenidos tóxicos a los que les prestamos atención.
- El sol y el agua con la comida.
- El abono a aquellas lecturas, cursos, pláticas e incluso personas, que nos ayudan a crecer personal, profesional o espiritualmente.
Considerando estas comparaciones, te invito a ser “el hortelano de tu vida”, si te agrada la idea, a modo de bienvenida a esta nueva actitud, te comparto “Los 10 mandamientos del hortelano”, esperando sean útiles para tu cosecha:
- Primero lo primero: piensa qué quieres cosechar (el pensamiento es la semilla del resultado).
- Cuando sepas qué quieres cosechar aprende qué hay que hacer para lograrlo (plan de vida).
- Siembra lo que quieras cosechar; no dejes que alguien más te diga qué sembrar (elige tus pensamientos).
- Regar no basta, hay que poner abono (plan de desarrollo personal).
- Identifica qué afecta a tu huerto y aprende a cuidarlo (identificar y evitar personas y contenidos tóxicos).
- Aprende cuál es el mejor momento para cada actividad -sembrar, abonar, cosechar, etc.- (Proyecto de vida)
- Para tener una buena cosecha, hay que dedicarle tiempo, recursos y esfuerzo (Plan de trabajo).
- Mantén el equilibrio en todas las actividades que necesita tu huerto (Prioridades en tu vida).
- No hay cosecha perfecta, siempre hay algo que aprender (convertir errores en aprendizajes).
- Disfruta de lo que haces (no existe la situación perfecta, pero sí la actitud ideal para cada situación).
A diferencia de las plantas de plástico, las que se cosechan en una huerta tendrán pequeñas imperfecciones, eso las hace únicas e irrepetibles, son parte de su belleza. Lo mismo aplica para ti: la suma de tus pequeñas imperfecciones son parte de tu “yo perfecto”.
Así como ocurre con las plantas, aunque en dos huertos se haya sembrado lo mismo, cada uno es único e irrepetible; en la vida es igual: ¿Para qué limitarte queriendo copiar la vida de otra persona, o compararte tratando de ser mejor que “el de al lado”, cuando puedes liberar todo tu potencial y convertirte en tu mejor versión?
¡Hoy es un buen día para comenzar los preparativos para que tengas una cosecha de la calidad que mereces, una cosecha que te ayude a ti mientras ayudas a otros!
*Dr. Juan Pablo Aguilar. Conferencista facebook.com/DrActitud