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Sergio Padilla Moreno

Navidad se ha convertido en tiempo de fiesta, regalos, encuentros, luz y música, lo cual de suyo no es malo. Pero es posible que en medio de todo ello perdamos de vista que la noche más grandiosa de la historia fue de lo más sencilla: un par de jóvenes pobres que tuvieron a su hijo en un establo, lo recostaron en un pesebre, teniendo como testigos, según la tradición, el silencio y aliento de un buey y un burro. Como dice Vicente Serrano de Domus Mariae: “Tal vez, por esto tratamos de olvidar la verdadera Navidad e inventamos una nueva Navidad, una Navidad de luces, de colores, de músicas y ruidos, de voces destempladas, de comidas […] Mas al mirar de nuevo al Misterio, antes de marcharnos, nos damos cuenta de que nuestro lugar está en el cobertizo junto al Niño, junto a la feliz Madre, junto a José… y que con ellos nuestra noche, la noche sin luz del mundo será menos fría y menos larga. Será también Navidad.”

Es por esto que es imprescindible recuperar la actitud contemplativa para vivir la Navidad, pues hay una dimensión que no podemos perder de vista: es un tiempo también de recogimiento, meditación y silencio. La mejor actitud para vivirla a plenitud es la misma que tuvo María cuando “guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón” (Lucas 2, 19). Hoy quiero proponerles, amables lectores, tres obras musicales que nos permitan entrar en sintonía de mente y corazón con los misterios propios de estas fechas. 

1. El“Oratorio de Navidad es una obra ampliamente apreciada, aunque no tiene las dimensiones de expresión y majestuosidad de otras obras corales de Johann Sebastian Bach. Fue compuesto para la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig y se estrenó durante las fiestas navideñas de 1734. La obra se basa en los evangelios de Lucas y Mateo. A lo largo del oratorio se va desplegando una música tan sugerente, que bien pudiera acompañar las representaciones plásticas que el barroco europeo generó sobre el nacimiento de Cristo. Entre las partes más destacadas podemos mencionar el coral inicial “¡Regocijaos, cantad de alegría!” y la canción de cuna ejecutada por voz de contralto “Duerme, mi niño amado”.

2. El Et incarnatus est de la Gran Misa en do menor de W.A. Mozart es uno de los acercamientos artísticos más profundos para contemplar el misterio de la Encarnación de Cristo; a través de la voz de la soprano, acompañada del oboe, la flauta y el fagot, se recrean una de las páginas más hermosas e inspiradas de toda la creación musical del compositor austriaco.

3. El Concerto grosso en sol menor, Op. 6, n.º 8, conocido como “Concierto de Navidad”, del compositor barroco italiano Arcangelo Corelli, es una obra instrumental para pequeña orquesta que se destaca por su exquisita inspiración, a través de la sencilla pero rica vena melódica.

La mejor actitud para vivirla a plenitud es la misma que tuvo María cuando “guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón”.

padilla@iteso.mx

Mozart Gran Misa en do m. -10. Et Incarnatus est 

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