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Seguimos dedicando estos textos a preparar la conmemoración de los 250 años del nacimiento del gran compositor Ludwig van Beethoven (1770-1827). No hay certeza del día exacto de su nacimiento, pero se sabe que fue bautizado el 17 de diciembre de 1770, aunque en varias biografías se considera que nació justo un día antes. 

Sergio Padilla Moreno

Beethoven sigue siendo un artista que nos asombra, pues en él se unió un extraordinario talento musical, una inteligencia aguda y poderosa personalidad, pero que tuvo que enfrentar el destino más terrible que puede vivir un músico: la sordera. El Papa Benedicto XVI calificó esta condición  como la «soledad silenciosa», la cual le enseñó «un modo nuevo de escucha» equiparable a un don liberador de Dios.

En la extraordinaria película Copying Beethoven (2006), la directora Agnieszka Holland, se acerca de manera muy interesante al interior del compositor y en una de las escenas éste dice a su interlocutora:

tienes que oír la voz que habla dentro de ti; yo no la escuché hasta que quedé sordo. La clave es el silencio entre las notas, cuando ese silencio te envuelve tu alma puede cantar.”  

Fidelio

Una obra que nos permite asomarnos al infinito y rico interior de Beethoven es su única ópera: Fidelio, la cual es una obra extraña, lejana en su tiempo al modelo operístico de Mozart, en cuanto a temas y estilo, así como las óperas italianas del periodo belcantista que destacaban por su profusión de melodías y arias para lucimiento de los cantantes. Beethoven compuso la primera versión de esta ópera, a la que llamó Leonora, en 1804. El estreno fue en Viena, el 20 de noviembre de 1805, pero por diversas circunstancias artísticas, y otras de tipo político, la obra fue un fracaso. Finalmente, después de otras revisiones, Beethoven nos entregó la versión definitiva de Fidelio el 23 de mayo de 1814, época en la que su sordera estaba muy avanzada.

El argumento es sumamente rico en temas profundos: libertad, fidelidad, justicia, capacidad del espíritu humano para lo sublime y lo abyecto, etc. Una escena particularmente sobrecogedora se da al inicio del acto II, cuando vemos a Florestán a punto de desfallecer en la mazmorra en la que está injustamente encerrado, pasaje muy ad hoc para los momentos de confinamiento que estamos viviendo: ¡Dios! ¡Qué oscuridad hay aquí! ¡Qué silencio aterrador! La nada me rodea y nada, nada vive a mí alrededor. ¡Dios, qué dura prueba!

El sí de Beethoven a la vida

Desde la perspectiva cristiana, Fidelio es una ópera que nos acerca al valor de la fidelidad y compromiso de Leonora por arrancar a su esposo Florestán de un encarcelamiento y condena injusta, así como denunciar y enfrentar con valentía y decisión al tirano y cruel Pizarro. En la escena final Florestán agradece a Leonora: ¡Sólo tu fidelidad me mantuvo vivo! Mientras que ella responde: ¡El amor me ha permitido liberarte de tus cadenas! Finalmente, la ópera termina en un júbilo que refleja, sin duda, que a través de esta obra Beethoven le decía sí a la vida.

El autor es académico del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara – padilla@iteso.mx

Beethoven Fidelio Op 72

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