PBRO. ANTONIO GUTIÉRRE Z MONTAÑO
La celebración principal de una acción de gracias a Dios por los 50 años de vida parroquial es la Eucaristía, sin duda.
El sacramento por excelencia es la fuente, el origen y el culmen de una vida de fe que se promueve entre los fieles, que impulsa a la caridad y se robustece con la enseñanza de la doctrina cristiana.
MUCHOS BIENES DE PARTE DE DIOS
La comunidad de San Miguel Arcángel, en Tlaquepaque, Jal., erigida como Parroquia hace 10 lustros, está viviendo este momento jubilar. Su Párroco, el señor Cura don José Gálvez Amezcua, con sus Sacerdotes vicarios y los grupos que atienden, se dedicaron a preparar este festejo para que no fuera solo una celebración más, con comida, cohetes y castillo, sino que brillara con el esplendor de la gracia que Dios nos da en cada Misa.
Un cuidado protocolo, que inició con una solemne concelebración Eucarística, dio comienzo a este significativo aniversario de oro, presidida por el Sr. Cardenal D. Juan Sandoval Íñiguez, Arzobispo emérito de Guadalajara.
Concelebraron una treintena de Sacerdotes, a los que se les obsequió una hermosa y elaborada estola, en memoria de esta fiesta de júbilo por tantos años de bienes que el Señor ha derramado en los fieles de este territorio.
Así lo recordó el purpurado en su homilía, doctrinal y práctica, que dirigió: “La Parroquia, dijo, es medio de salvación para la persona creyente”.
Hizo mención de las actividades centrales que caracterizan a una Parroquia: “la Catequesis, el Bautismo, la
Primera Comunión, el Matrimonio, la Unción de los Enfermos, etc.”. Cuando se creó como tal, es porque ya había un suficiente número de fieles y un Sacerdote que la atendiera, “porque el Obispo se preocupa de que no falte Sacerdote donde hay fieles, para que los ayude en su camino de salvación”, mencionó
el Cardenal Sandoval Íñiguez.
UNA FIESTA COMPLETA
Aunque la Parroquia es autorizada por el Obispo, no se debe olvidar que, sobre todo, “es un regalo de Dios que hoy estamos agradeciendo”, resaltó el Arzobispo emérito, en cuyo ministerio de 18 años en Guadalajara, como cabeza, erigió numerosas Parroquias en esta Arquidiócesis.
Quiso que los presentes reflexionaran:
“¿Cuántas veces ha resonado aquí la Palabra de Dios en la enseñanza de sus Sacerdotes y en el trabajo de los catequistas? En 50 años, ¿cuántos sacramentos se dispensaron y cuántas almas fueron reconciliadas y santificadas por la Confesión?”; lo dijo no solo como recuerdo de momentos salvíficos, sino como compromiso para los años que vienen.
La Eucaristía estuvo muy bien preparada, con monitor, lectores, coro, ofrendas y, sobre todo, con la participación de los fieles que llenaron el amplio recinto, que en cada momento que intervenían lo hacían de una forma consciente, activa y piadosa.
Obispo, Sacerdotes y fieles continuaron el festejo, compartiendo muchas amenidades que en la misma comunidad parroquial se prepararon. Era la ocasión de alzar jubilosos la voz al Cielo, y que todo mundo lo oyera y se diera cuenta. No era para menos.
