Monserrat M. Cuevas
Fotografía: Carlos Zepeda
No hay día que no se llegue ni plazo que no se cumpla, la fiesta de la Romería llegó, jamás se imaginó que se tuviera que celebrar de una manera distinta, sin fieles, sin danza, pero con mucha fe y esperanza.
Aunque en esta ocasión nos tocó celebrar la Romería de una manera inédita, en años anteriores era usual que no hubiese fieles, una ruta establecida y mucho menos un día en específico.
Fue hasta el año de 1952, cuando el 12 de octubre se estableció como ‘La Romería de Zapopan’, es decir la llevada de la bendita imagen de la Virgen de Zapopan a su Basílica, tradición que conforme pasa el tiempo fue renovándose.

Historias de fe, de devoción, lágrimas de alegría pero también de nostalgia quedaron tras las vallas que este año fueron colocadas por las autoridades estatales y municipales de Guadalajara y Zapopan.
La pandemia de COVID-19 sacó a la luz problemáticas en temas económicos, de seguridad, educativos e incluso psicológicos, pero lo que también trajo fue fe y esperanza tanto para los creyentes como para los que no profesan alguna religión.
La Romería Virtual inició en punto de las 6 de la mañana, con la Misa de despedida en la Catedral Metropolitana y presidida por Monseñor Juan Manuel Muñoz Curiel, de ahí salió rumbo a Zapopan.
La señora María de los Ángeles Rosales, una de los 100 feligreses que participarán de la Celebración Eucarística de despedida de la Virgen de Zapopan en la Catedral Metropolitana de Guadalajara, vivió la Santa Misa con devoción y mucha fe pidiendo por todos los enfermos, personal médico y de intendencia.
“Agradecida con Dios por poder participar de esta celebración, me siento muy bendecida principalmente porque somos pocos los que podremos entrar a esta celebración, para mi es muy bonito, más porque cuando me dijeron que podría participar cayó en mi una gran responsabilidad de pedirle a la Virgen de Zapopan interceda por nuestras necesidades.
“Quiero decirles a todas esas personas que no van a poder estar presencialmente que oraremos por todos, principalmente por los enfermos por COVID19, personal médico, personal de intendencia, por todos para que el próximo año estemos todos juntos”

Priscila Castañeda es integrante de la banda de Guerra que año con año acompaña a la Virgen de Zapopan a su basílica, dice sentirse dichosa de que este año le haya tocado venir aunque sea unos minutos con ella.
“Sé que no puedo acompañarla como años anteriores pero estos minutos que voy a estar con ella van a ser los mejores, más porque es el momento de pedir por todas aquellas personas que por esta pandemia se han visto afectadas.
“Estaremos tocándole a la Virgen aquí y cuando llegue a la basílica, no estaremos en el recorrido, será para el año que viene”
La llevada
El Carruaje adornado con rosas rosas transportó a la bendita imagen, saliendo por el Paseo Fray Antonio Alcalde, tomando Federalismo y culminando por Ávila Camacho hasta llegar a la plazoleta San Juan Pablo II o también conocida como Plaza de las Américas, un recorrido no mayor a una hora.
Ahí Frailes Franciscanos la esperaban con el repique de campanas, lanzando papelitos multicolor y aplausos que entonaban con la banda de guerra.
En la estación Plaza Patria, elementos de la Policía de Zapopan relevaron a los uniformados tapatíos quienes hasta ese punto acompañaron a la taumaturga.

La Misa de bienvenida fue presidida por el Arzobispo de Guadalajara José Francisco Robles Ortega quien invitó a la comunidad a servir al Señor como María lo hizo, a través de la obediencia.
Durante el recorrido había romeros, algunos corrían tras el carruaje ,otros tantos la acompañaron unos metros rezando el Santo Rosario, otros con gritos y aplausos veían desde las afueras de sus hogares pasar la venerada imagen.
Una Romería distinta, sin fieles, sin contingentes, ni danzantes, sólo elementos de seguridad de Guadalajara y Zapopan, policías viales y uniformados de la Fiscalía del Estado.
Pero la devoción y fe se hicieron presentes a cada momento de esta celebración, ¡Viva la Virgen de Zapopan!
