LUPITA VENEGAS
PSICÓLOGA
QUERIDA LUPITA:
Me separé de mi esposa hace 6 meses. Luché por seguir adelante, pero ella ha decidido terminar para siempre. La lastimé mucho y me duele el precio que estoy pagando. Me dice que no cree en mí y que todos los hombres somos iguales. Lo peor es que mis hijos están alejados de mí. Los busco, pero me
evitan. Estoy desolado.
Enrique Z.
HERMANO MÍO, ENRIQUE:
Desafortunadamente, la figura del hombre, y del padre en particular, están bajo ataque. En el ambiente mediático hemos generalizado la idea de que los hombres son viciosos, violentos y egoístas, y así, cada vez son más las mujeres que afirman no necesitar a un hombre en sus vidas. No sé si este falso rol de hombre es el que has desarrollado tú, pero aun si fuera así, tu futuro victorioso está en tus manos y
en manos de Dios. Lo vivido en el pasado no se puede cambiar, pero pensar en un futuro del
que te sientas orgulloso te dará la inspiración necesaria para empezar otra vez.
El Papa Francisco, en su exhortación PATRIS CORDE (“Con corazón de padre”), dice: “San José enseña que tener fe en Dios incluye, además, creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, debilidades y fragilidades. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca.
Te comparto el testimonio de Ángel, un hombre que perdió a su familia a los 20 años de casado. El día que vendieron la casa para repartirse el dinero fue devastador. Sus hijos no le querían ver y su mujer no perdonó la infidelidad cometida por él. Se dio al vicio, cayó en depresión y se veía hundido en lo más profundo de un pozo sin fin.
Jesucristo lo llevó en brazos hasta el sitio en donde recibió orientación y ayuda. Convencido, logró confesarse y sentirse liberado. Volvió a ver la luz. Leyendo la Palabra y acudiendo a la Eucaristía, recuperó su dignidad y progresivamente sustituyó vicios por virtudes.
Ha ido recuperando a sus hijos, que hoy le admiran y le escuchan. Pone toda la cordialidad posible en la relación con su esposa, y aunque no viven juntos aún, él la respeta y la protege como caballero completo.
Que como Ángel, imitando a San José, camines firme hacia la restauración de tu hogar.
