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Ofrecemos un esquema para realizar una celebración familiar o grupal, sin la presencia del presbítero, para el…

XXIV DOMINGO T.O.

Ciclo A, 24 de Septiembre de 2020.

DIOS NOS INVITA A AMAR SIN RECELOS NI ENVIDIAS

Nota litúrgica: Estas líneas podrían ser meditadas con antelación por quien guiará la celebración y pueden inspirar sus comentarios e intervenciones durante la misma.

IDEAS PARA EL CELEBRANTE/GUÍA:

Dios es increíblemente bueno, tanto que hasta nos cuesta entender su bondad extrema; es escandalosamente justo y bueno… ¿Por qué es tan paciente con los pecadores? ¿Por qué regala sus dones a gente que, en nuestra opinión, no los merece o los desperdicia?  ¿Por qué es tan indulgente con pecadores públicos y hasta célebres?

Pero nos olvidamos de lo indulgente que es con nosotros mismos, también pecadores. Abramos nuestros corazones a su bondad y misericordia.  Él nos lo da todo de balde.  Da, incluso, con mayor riqueza de la que nos atrevemos a esperar.  Tanto el primero como el último reciben su amor y están invitados a su mesa.  Recordemos que los caminos de Dios y sus pensamientos no son como los nuestros…

Por eso, pidamos a Jesús mientras podamos, que nuestra manera de pensar y obrar vaya siendo, cada vez más, como los de su Padre y de Él mismo, para servicio de nuestros hermanos…

GUIA: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Todos: AMÉN.

GUIA: Hoy nos dirá el profeta Isaías: “Busquen al Señor mientras lo puedan encontrar.   Invóquenlo cuando todavía está cerca”.

Dios mismo sale a buscarnos.

El Señor se les haga encontradizo; Él esté siempre con ustedes. 

Todos: Y con tu Espíritu.

Quizás hayamos cuestionado a veces la generosidad de Dios y su amor misericordioso, y envidiado los dones que concedió a otros.  Pidamos al Señor que nos perdone.  (Pausa)

•        Señor Jesús, en tu misericordia Tú sigues perdonando a los pecadores.

TODOS: Señor, ten piedad.

•        Cristo Jesús, en tu generosidad Tú sigues concediendo valiosos dones, tanto a nosotros como a los demás, aun sabiendo que con frecuencia no los vamos a usar o desarrollar correctamente.

TODOS:  Cristo, ten piedad.

•        Señor Jesús, en tu paciencia Tú sigues invitándonos a pensar y a obrar según tu estilo de vida.

TODOS: Señor, ten piedad.

GUIA: Perdónanos, Señor, porque con frecuencia no acertamos a entender tu asombrosa bondad.  Sé paciente con nosotros, Señor, Y llévanos a la vida eterna.

TODOS: Amén.

GUIA: Señor Dios nuestro,

Tú dices de ti mismo que eres bueno y que practicas un amor que sobrepasa la justicia.

Gracias por aceptar tanto a los pequeños como a los grandes, a los que vuelven a ti a última hora y a los que han trabajado duro en tu viña toda la vida.

Ábrenos más a los dones gratuitos de tu gracia, haz que los aceptemos y apreciemos todo cuanto das generosamente a otros. Transforma nuestros caminos egoístas en caminos de amor.

Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo que contigo vive y reina, en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos.

TODOS: AMÉN.

Se ofrece un resumen de las lecturas para ayudar a quien guía y a quienes leerán a subrayar la parte primordial que ayude a descubrir su mensaje unitario. Pero, las lecturas han de leerse íntegramente durante la celebración.

Nota litúrgica: Se les pedirá a los lectores anunciar únicamente el libro de donde se toma la lectura. Ejemplo: Lectura del libro de los hechos de los apóstoles. Al finalizar cada lectura no se olvide decir: PALABRA DE DIOS. Y se responde: TE ALABAMOS SEÑOR. Y en el Evangelio, anunciar: Del Evangelio de según San Juan. Al finalizar decir: PALABRA DEL SEÑOR. Se contesta: GLORIA A TI SEÑOR JESÚS.

Isaías 55, 6-9: Aunque Dios está muy por encima de nosotros, Isaías nos invita a aprovechar las oportunidades para invocarlo y buscarlo, para volver a sus caminos y cumplir sus planes… Pues Él es rico en misericordia y perdón.

Salmo 144: El Señor es grande, clemente, misericordioso, bueno, cariñoso, justo, bondadoso y cercano de quienes lo invocan con sinceridad…

Filipenses 1, 20c-24, 27a: A San Pablo le gustaría morir para ya estar con Cristo.  Pero, acepta seguir viviendo para glorificar a Cristo en su cuerpo trabajando fructíferamente para que sus hermanos lleven una vida digna… Y nos invita a hacer lo mismo…

Mateo 20, 1-16a: Jesús narra una hermosa parábola en la que un propietario contrata jornaleros para su viña a diferentes horas del día: al amanecer (y se pone de acuerdo con ellos para pagarles un denario), a media mañana, al medio día, a la media tarde y al caer la tarde… Llegada la noche, les paga un denario a cada uno, comenzando por los que llegaron al final hasta los del amanecer, éstos pensaban merecen más pago… Pero, el amo les aclara que Él es bueno y justo y que puede repartir sus dones como bien le plazca… ¡Así es el Reino de los Cielos!

Nota litúrgica: Se puede ir leyendo esta reflexión y DETENERSE cuando aparezca una PREGUNTA o cuando se crea conveniente dialogar alguna IDEA.

Audio: Pbro. J. Jesús Suárez Arellano

Queremos advertir que la reflexión de hoy requiere valentía y mucho tiempo para explorarnos con sinceridad, para entendernos y para comprometernos a cambiar para bien… Será un bello trabajo de varios días: para leer con calma, meditar tranquila y profundamente, ir subrayando, escribiendo, orando con los temas que vayan surgiendo y elaborar propósitos de conversión y crecimiento integral…

El Evangelio de este domingo nos presenta a un propietario (Dios) que contrata trabajadores (nosotros) para su viña (el Reino).  Los trabajadores fueron contratados a diferentes horas del día…  Con los primeros pactó en pagarles un denario… A los demás les dijo que les pagaría lo que fuera justo o simplemente no habló del tema… A partir del interesantísimo final de esta parábola podemos sacar algunas conclusiones prácticas.  Piensa largamente en cada párrafo:

•        “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”…  La lógica de Dios a veces va al contrario de la nuestra… ¡a los últimos les pagó lo que había acordado pagar a los primeros!

•        “¿Acaso no quedamos que te pagaría un denario?…” Ciertamente que sí, pero, al parecer, Jesús está rompiendo las reglas de la equidad… ¿Cómo crees que se sintieron los que comenzaron a trabajar desde temprano?  Si estuvieses en su lugar, ¿sentirías un gran agradecimiento con el propietario porque “pagó” amorosamente igual a los que fueron llegando más tarde y trabajaron mucho menos que tú?  Parece muy difícil descubrir que el amor es gracia aun cuando no salgamos agraciados nosotros…

•        Este “dueño de la viña” se parece a un papá bueno que con sus acciones quiere dar lo mismo a sus hijos y enseñarles a tratarse entre ellos con equidad y amor, sin envidias… ¿Estoy de acuerdo con Él?

•        El dueño de la viña quiere dar a todos igual, pero, los que sienten que trabajaron más piensan que tienen más derechos, que merecen un trato especial, su “ego” se infla, se enojan y reclaman… Se sienten superiores a los otros jornaleros y no los perciben como sus hermanos… ¿Cuántas veces me siento superior a los otros en mi familia y en otros contextos?

•        Parece que a los seres humanos nos encanta competir entre nosotros para demostrar que somos superiores a los demás en “todo”… nos gusta que se nos retribuya más, que se nos reconozca como mejores al resto, que estamos por encima de ellos… vamos marcando diferencias… pero, (oh desgracia para nuestro egoísmo, miedos e inseguridades,) Dios insiste en tratarnos como iguales… y esto no sólo nos desagrada, sino que nos aterroriza… ¿De qué tendré miedo?

•        ¡Qué miedos tan profundos hacia los demás deben existir en mí que prefiero construir muros, subirme a mi torre de perfección y subrayar las diferencias! ¿Cuáles de estos miedos puedo desenmascarar hoy?

•        ¿Qué hay dentro de mí que me lleva a alejarme de los otros en lugar de buscarlos? ¿Cuáles son mis deficiencias, fragilidades y temores que prefiero ocultarme de la vista de los demás y esconderme tras una o muchas máscaras? …La máscara del trabajador, del exitoso, del bueno, del que nunca se enoja, del siempre bien comportado, del que todo lo sabe, etc…

•        Parece existir una tendencia en nosotros a “ganarnos” todo con nuestro esfuerzo y eso nos provoca corto circuito con la gracia… y, cuando Dios nos “detiene en seco”, nos enojamos con Él por lo que hace…  Cuando nos acostumbramos a pagar por todo y a ganarlo todo no logramos descubrir la gracia de Dios (pues es “gratuita”)… ¿Aplican estas ideas a mi realidad personal? ¿Qué puedo hacer para lograr un cambio de mentalidad para mostrarme más abierto a la gracia y el amor universal de Dios? ¿Qué comportamientos, ideas, y vivencias de mi vida me estorban para evaluar, pensar y amar “gratis” como Dios? ¿Y cuáles para sentirme amado gratuitamente?

¿No le estaré diciendo a Dios: “no puedes darle al otro lo que me das a mí, yo quiero ser diferente, distinguido, no puedes hacer eso… lo vas a tratar igual que a mí? Me tratas como del montón y eso me duele, yo tengo la necesidad de distinguirme y para eso me he esforzado duramente, nadie puede ser como yo… busco en lo que hago una manera de construir mi imagen ideal que me haga sentir que soy mejor y así poder ver a los demás desde otro nivel; un lugar de privilegio, construido con grandes sacrificios, no me gusta que me confundas con los que no son tan buenos como yo y no se esfuerzan…”

¿Pienso acaso que mientras más me esfuerzo soy más perfecto y me alejo más de los demás que son mediocres? Si soy tan bueno, ¿Dios debe hacerme un monumento y darme un trato preferente y exclusivo? Si estoy pretendiendo conquistar a Dios, ¿no será normal que me moleste cuando Él prefiere, ama, convive y premia a los últimos?

TAMBIÉN SUGERIMOS UNA POSIBLE REFLEXIÓN Y APLICACIÓN SOCIAL:

Los mexicanos solemos ser solidarios en las desgracias, como en los ciclones y terremotos… pero, ¿no será también porque buscamos sentirnos buenos (o lavar nuestra conciencia)? Pues, de ordinario, parece que disfrutamos vivir en una sociedad dividida en clases, somos indiferentes a los más necesitados, no vivimos como hermanos, no nos alegramos con el bien y el crecimiento de los demás… Pensemos:

a)      Si también los que son diferentes a nosotros pudieran ganar, ¿no ganaríamos todos?

b)      Si cultivásemos más nuestro amor incluyente no nos sentiríamos amenazados y construiríamos una sociedad con más oportunidades para todos… ¿Qué piensas?

Todas estas reflexiones deben ayudarte a ubicarte como hijo del Dios bueno y verdadero hermano de tus prójimos… ¿Qué otras intuiciones me brotan con los textos de este domingo?

PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS, TE PROPONEMOS LOS SIGUIENTES EJERCICIOS PARA LA SEMANA:

1.      Responde, por escrito, con toda sinceridad a lo largo de varios días:

•        ¿En qué ocasiones me he molestado con Dios porque Él ha sido bueno con otros? ¿He sentido que puedo pedirle cuentas a Dios por su generosidad?

•        ¿Siento cómo Dios nos ama incondicionalmente a TODOS? ¿Qué puedo hacer para evaluar y tratar a los demás como Dios lo hace?

•        ¿En qué momentos siento que merezco más que los demás? Como hijo, como hermano, como amigo, etc.

•        ¿Con qué acciones concretas puedo cultivar la humildad, la generosidad y la gratuidad que me permitan reconocer el valor y la dignidad de los demás?

•        ¿Cómo y cuándo puedo alegrarme más por los triunfos de los demás?

2.      A lo largo de varios días, escribe notas para Dios, en las que reconozcas su bondad y su justicia y en las que te comprometas no sólo a ser “bueno interiormente” sino a ser bueno con todos los que Él ama… (Conviene que recuerdes que sus pensamientos no son como los nuestros…)

GUIA: Expresamos nuestra fe en el Dios vivo y, de un modo especial este día, en Jesús, el Mesías, su Hijo. 

Creo en un solo Dios…

Nota litúrgica: El guía hace la oración inicial y final y las peticiones las van presentando los participantes.

GUIA: Oremos a Dios nuestro Padre, cuya generosidad es siempre mayor de lo que esperamos o podemos imaginar. Y digámosle:

Señor, haznos generosos como Tú.

1.      Para que la fe fresca y nueva de los nuevos conversos despierte e inspire a los nacidos en familias tradicionalmente cristianas.  Roguemos al Señor.

TODOS: Señor, haznos generosos como Tú.

2.      Para que haya más justicia en nuestro mundo, una justicia fruto del amor generoso.  Roguemos al Señor.

TODOS: Señor, haznos generosos como Tú.

3.      Para que los cristianos contribuyamos al bien de nuestro mundo con un fuerte sentido altruista, compartiendo por pura generosidad y bondad, y con un sentido optimista de gozosa celebración.  Roguemos al Señor.

TODOS: Señor, haznos generosos como Tú.

4.      Que en nuestra comunidad humana cada uno sea aceptado tal como es y que no excluyamos a nadie de nuestro amor.  Roguemos al Señor.

TODOS: Señor, haznos generosos como Tú.

5.      Para que en nuestras comunidades cristianas nunca estemos celosos de los dones y talentos de otros, sino que usemos los nuestros y permitamos y apoyemos a los demás a usar los suyos al servicio de la unidad y del crecimiento de todos.  Roguemos al Señor.

TODOS: Señor, haznos generosos como Tú.

GUIA: Señor, todavía tenemos muchísimo que aprender de ti.  Haznos generosos como tú, para que vivamos en plenitud y llevemos a otros a la vida, por Jesucristo nuestro Señor. 

TODOS: Amén.

GUIA: Confiado en la generosidad de nuestro Padre del cielo, dirijámonos a Él con las palabras de Jesús. 

TODOS: Padre nuestro…

GUIA: Decimos juntos:

  “Creo, Jesús mío,
que estás real y verdaderamente en el Cielo
y en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas
y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiese recibido,
Te abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.” Amén.
 

GUIA: Hermanos: Hemos estado con Jesús.

Él nos ha interpelado, nos ha sentado a su mesa, y, si nos hemos abierto a Él, nos ha colmado con sus dones de fortaleza, compasión y poder para amar y servir sin medida y de manera gratuita…

Seamos agradecidos por estos dones y esforcémonos por desarrollarlos.

Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

TODOS: Amén.

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1 comment

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Adrián Briseño Centeno septiembre 20, 2020 - 8:18 am

Hola.
Muchas gracias por las aportaciones y sugerencias para ayudarnos a meditar, reflexionar y pensar en el cómo hacer vida la palabra que Dios nos entrega en su evangelio.
Ideas valiosas.
Si me permiten quiero hacer una observación: se indica que la guía para la celebración de la palabra para hoy domingo 20 septiembre 2020 pertenecen al domingo XXIV del tiempo ordinario ciclo A. Revisando el misal romano indica que son para el domingo XXV tiempo ordinario ciclo A. ¿es posible que haya un error ? Gracias por su comprensión y atención.

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