
Ofrecemos un esquema para realizar una celebración familiar o grupal, sin la presencia del presbítero, para el…
CUARESMA III

DIOS, MISERICORDIOSO, ESPERA NUESTRA CONVERSIÓN Y NUESTROS FRUTOS
(¿De qué necesito liberarme para poder dar frutos? ¿De qué quiero ayudar a que los demás se liberen?)
Nota litúrgica: Estas líneas podrían ser meditadas con antelación por quien guiará la celebración y pueden inspirar sus comentarios e intervenciones durante la misma.
IDEAS PARA EL CELEBRANTE/GUÍA:
Todos sabemos que la Cuaresma es un tiempo de conversión. Existe el mal en el mundo y en nosotros mismos. Éstas son razones para procurar el cambio. Pero la razón más profunda para la conversión no es el mal que percibimos en nosotros mismos y a nuestro alrededor, ni los castigos que podamos recibir para pagar nuestros pecados. El último y más profundo “por qué” para la conversión es Dios mismo: queremos encontrarnos personalmente con Dios, con su amor y su fidelidad hacia nosotros, y la bondad que nos mostró en Cristo…
Basta con echar una ojeada a nuestro alrededor para que nos demos cuenta de no somos el pueblo en el que Dios sueña y al que nos llama; muchas situaciones y estructuras necesitan cambio, por ejemplo, mucha gente vive en la miseria y en la opresión.
Hoy el Señor nos dice: “He visto la miseria de mi pueblo”… También nos recuerda que ya ha esperado años para que demos fruto…
¿Vemos también nosotros esa miseria nuestra y de nuestro pueblo? ¿Y qué hacemos ante ella? Porque conversión significa cambiar nuestras estructuras y nuestra forma de vida volviéndonos sinceramente a Dios y a los hermanos; conversión significa dar frutos concretos… ¿Estamos realmente dispuestos y deseosos de cambiar?

GUIA: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO.
Todos: AMÉN.
GUIA: El Señor dice: “He visto la angustiosa situación de mi pueblo; he oído su clamor anhelando ser libre. Me doy cuenta de su sufrimiento y he decidido liberarlos…”
Nuestro Padre Dios, cercano y preocupado por su pueblo, esté siempre con ustedes. Todos: Y con tu Espíritu.

GUÍA: En un momento de silencio, reconozcamos que aún estamos lejos de ser las personas soñadas por el Dios que nos llama a ser plenamente humanas y cristianas. Pidámosle que nos conceda un genuino espíritu de arrepentimiento… (Pausa)
• Señor, tú fuiste en todo igual a nosotros, excepto en el pecado. Ayúdanos a reconocer nuestros límites y fallas: Señor, ten piedad.
• Cristo Jesús, tú nos llamas repetidamente a la conversión y penitencia. Haznos lo bastante humildes para que podamos arrepentirnos: Cristo, ten piedad.
• Señor Jesús, tú sientes regocijo por un pecador arrepentido. Concédenos la alegría de tu perdón: Señor, ten piedad.
GUIA: Ten misericordia de nosotros, Señor, y perdónanos todo el mal que hemos hecho y todo el bien que hemos dejado de hacer. Que tu santidad brille sobre nosotros y nos lleve a la vida eterna.
TODOS: Amén.

GUIA: Oh Dios, paciente y bondadoso, reconocemos que, a veces, estamos poco dispuestos y somos lentos para hacer que nuestro corazón sea semejante al tuyo.
Concédenos comprender la amplitud profundidad de la misericordia que tu Hijo nos mostró con su entrega total hasta la muerte.
Transfórmanos de tal manera que puedas reconocer en nosotros rasgos de tu Hijo aun con nuestra pobreza y limitaciones.
Haz que vivamos y proclamemos tu amor a ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. TODOS: AMÉN.

Nota litúrgica: Se les pedirá a los lectores anunciar únicamente el libro de donde se toma la lectura. Ejemplo: Lectura del libro de los hechos de los apóstoles. Al finalizar cada lectura no se olvide decir: PALABRA DE DIOS. Y se responde: TE ALABAMOS SEÑOR. Y en el Evangelio, anunciar: Del Evangelio de según San Juan. Al finalizar decir: PALABRA DEL SEÑOR. Se contesta: GLORIA A TI SEÑOR JESÚS.
Éxodo 3, 1-8a. 13-15: En la zarza ardiendo Dios se revela a Moisés como un Dios que está siempre presente y atento a su pueblo… Él está dispuesto a conducir a su pueblo elegido desde una tierra de esclavitud hasta la libertad de una tierra fértil…
Salmo 102: Bendigo al Señor porque me ha concedido favores, me ha perdonado y sanado, me ha salvado y dado su amor y ternura… Él hace justicia y nos muestra sus caminos, es clemente, compasivo, paciente y amoroso…
1 Corintios 10, 1-6. 10-12: Dios condujo a su pueblo a través de las aguas salvadoras del Mar Rojo y los alimentó y dio de beber… Sin embargo, muchos fallaron; no respondieron al amor de Dios, y perecieron… Todo esto sucedió y se escribió como un ejemplo para nosotros… Es una invitación a mantenernos alertas, para no confiarnos y caer…
Lucas 13, 1-9: Dios es un viñador bueno y paciente que da a cada uno la oportunidad de convertirse y dar fruto mientras hay tiempo… Los accidentes y las catástrofes naturales no deben interpretarse como señales de que Dios castiga o es vengativo, mucho menos de que los que las sufren lo merecen por malos… Por el contrario, debemos tomar todos los acontecimientos de la vida como un constante llamado a la conversión y a llevar una vida auténticamente cristiana…

Nota litúrgica: Se puede ir leyendo esta reflexión y DETENERSE cuando aparezca una PREGUNTA o cuando se crea conveniente dialogar alguna IDEA.
Hoy la Palabra nos presenta algunos rasgos de Dios muy hermosos: Dios es paciente y misericordioso, es cercano y está dispuesto a escucharnos, saca lo mejor de nosotros y trabaja con ello, desea que tengamos una fina sensibilidad ante el sufrimiento de nuestros hermanos, confía tanto en nosotros que nos da una misión específica a cada uno, respeta nuestra libertad…
Este Dios llama a Moisés a liberar a su pueblo… Su misericordia va más allá de las faltas de Moisés – recordemos que había asesinado a un egipcio – y de las nuestras y nos invita a dar frutos… El Señor no se fija en el pecado de Moisés, sino que le da una misión… Dios quiere nuestra colaboración para realizar sus planes de salvación, nos vuelve sus emisarios y actúa a través de nosotros… Nos hace portadores de su liberación y salvación… Llama la atención cómo no es Moisés el que busca a Dios, sino Dios el que busca a Moisés; él siempre sale a nuestro encuentro, nos da oportunidades, confía en nosotros…
Dios usa el signo de la zarza ardiente que no se consumía para recordarnos que su amor es un fuego que no se acaba… Amor hacia el que sufre y lo necesita, amor activo, amor servicial, amor que libera…
Dios le marca a Moisés el terreno sagrado y le pide que se descalce… Podemos pensar cómo debemos recuperar y acercarnos a “lo sagrado” de Dios en nuestra vida cotidiana… Dios aparece en nuestras casas y cosas… Dios le pide a Moisés que se descalce para que lo toque íntima y profundamente… necesitamos descalzarnos para tener un contacto directo con Dios… ¿De qué cosas que me impiden “tocar” a Dios necesito deshacerme?
En un momento del dialogo con Dios, Moisés tuvo miedo… ¿De qué sentiría temor? ¿De su pasado pecaminoso? ¿De que Dios le fuera a reclamar algo? Nosotros también, a veces, le tememos a Dios… ¿Por qué? ¿Pienso que Dios es castigador? ¿Pienso que no soy digno de él? Dios no reprocha… Ignora el pasado, lo que le importa a él es la misión que dará para el futuro… “Yo te envío…”
Moisés es perdonado y cautivado por Dios… Luego es enviado como señal del brazo poderoso del Señor… Y Dios actuará a través de la acción de Moisés…
Dios trata a todos con el mismo cariño y les da las mismas bendiciones, pero, no todos responden como Moisés. La segunda lectura dice que, libremente, la mayoría no reconoció la obra de Dios y lo desobedecieron… Lo que para unos es una gran bendición, para otros no lo es y lo que pudiera ser una oportunidad de crecer espiritualmente no es aprovechada por muchos… Los seres humanos tenemos la capacidad de sacar bendiciones de cada suceso de nuestra vida o no: Un dolor puede ser la oportunidad de cultivar la paciencia o la desesperación; una tragedia puede ayudarnos a desarrollar cercanía con Dios y fortaleza o podemos alejarnos de él y hundirnos en la amargura y la depresión…
Finalmente, Dios nos invita a percibir la vida con esperanza y a comprender que tantas bendiciones no pueden quedar sin frutos…
En el evangelio vemos a Jesús que se encuentra con una higuera mediocre, que tenía hojas pero no frutos… El Maestro decide darle otra oportunidad: esperará un año… Pero, mientras tanto, hay que abonarla… ¿Qué significa para mí recibir “abono” para dar frutos? ¿Cómo puedo dejar que Dios y sus enviados me abonen? (…Recordemos que el mejor abono proviene de algo inservible y echado a perder… Las cosas más difíciles y descartadas pueden ser las que más nos enseñen y las que nos impulsarán a dar frutos nutritivos…)
TE PROPONEMOS LOS SIGUIENTES EJERCICIOS PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS DURANTE LA SEMANA:
1. Te invitamos a que en esta semana escojas un lugar donde haya injusticia y sufrimiento… Descubre también a algunas personas que necesitan ayuda…
Piensa… ¿Qué puedo hacer yo para colaborar con Dios, aliviar a estas personas y ayudarles a dar fruto?
Lleva algunos de tus frutos y compártelos con ellas…
2. Haz un ejercicio de imaginación al que podemos titular “Me encuentro con Dios cara a cara”… Moisés sintió miedo…
¿Qué miedos descubro que tengo ante Dios y lo sagrado? ¿Qué debo hacer para dejar de sentirlos y para confiar en él como él confía en mí?
Enumera los frutos que tienes para ofrecer a Dios y a tus hermanos… o ¿me parezco a la higuera que quieren cortar?
Si es así, ¿qué abono necesito para dar frutos el próximo año?
3. En tu oración de esta semana, agradece al Señor, que te invita a liberarte y convertirte cada día para ayudarlo liberando e invitando a convertirse a tus hermanos…
También puedes pedir a tu amigo Jesús la gracia de tener un corazón paciente y compasivo, como el suyo, para con tus próximos y distantes…

GUIA: Expresamos nuestra fe en el Dios vivo y, una Dios de unidad familiar, un Dios Rey que reina nuestras vidas.
TODOS: Creo en un solo Dios…

GUIA: Dios es paciente y también consciente de nuestras miserias. Roguémosle para que nos ayude en nuestro camino de conversión y renovación, y digámosle: “Señor, ten piedad de tu pueblo”.
1. Para que los pastores y los fieles de la Iglesia escuchemos el llamado de Cristo y de la Comunidad Cristiana para reconocer en nuestro corazón lo que debe ser cambiar. Roguemos al Señor: “Señor, ten piedad de tu pueblo”.
2. Para que Dios nos dé el valor para comprometernos con Cristo en la liberación de los que se sienten atrapados por su propio egoísmo y por sistemas políticos, sociales y económicos injustos. Roguemos al Señor: “Señor, ten piedad de tu pueblo”.
3. Para que los que tienen responsabilidad sobre otros sean personas de fe y visión, cercanas al pueblo a ellos encomendado, y preocupados por su bienestar integral. Roguemos al Señor: “Señor, ten piedad de tu pueblo”.
4. Para que sepamos llevar calor a aquellos cuyo corazón está vacío y frío, para que descubran la verdadera felicidad en el amor a Dios y a su prójimo. Roguemos al Señor: “Señor, ten piedad de tu pueblo”.
5. Para que la palabra de Dios anime nuestras comunidades de tal manera que demos frutos de justicia y amor, y para que el pan de vida de la eucaristía nos dé fuerzas y afiance nuestra fidelidad. Roguemos al Señor: “Señor, ten piedad de tu pueblo”.
GUIA: Oh Dios de amor y compasión, escucha el grito de un mundo atrapado por el sufrimiento, el egoísmo y el pecado, y llénanos de esperanza para practicar siempre el bien, por medio de Jesucristo nuestro Señor.
TODOS: Amén.

GUIA: Como Jesús nos enseñó, oremos al Padre que conoce todas nuestras necesidades. TODOS: Padre nuestro…

GUIA: Decimos juntos:
“Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el Cielo y en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, Te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.” Amén. |

GUIA: Dios nos ha dicho hoy en esta eucaristía: “He visto las miserias de mi pueblo” y “volveré el próximo año para recoger frutos”…
Vayamos a comunicar a nuestros hermanos que Dios desea que construyamos una tierra de libertad, donde vivamos juntos y en paz, solidaridad y amistad, compartiendo el amor de Dios…
Y pedimos la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre. TODOS: Amén.
Vayamos a compartir el amor que Dios siente por cada miembro der su pueblo. TODOS: Demos gracias a Dios.