
Ofrecemos un esquema para realizar esta celebración familiar o grupal, sin la presencia del presbítero, para el…
XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
SIGAMOS PROFETIZANDO A PESAR DEL RECHAZO Y DEL MIEDO

Nota litúrgica: Conviene que estas líneas sean meditadas con antelación por quien guiará la celebración y para comprender el contexto e inspirar sus comentarios e intervenciones durante la misma.
IDEAS PARA EL CELEBRANTE/GUÍA:
Mucha gente deja de hacer el bien por dudar de sí misma y por falta de valor personal, también por falta de fe…
¿Qué piensas cuando ves gente pisoteada y explotada injustamente? La mayoría de los mirones no hacen nada pues piensan: “¿Quién soy yo para intervenir en favor de esas personas desconocidas? ¿Qué puedo hacer yo para corregir su situación? Nadie me va a escuchar. Después de todo, nadie es profeta en su propio pueblo o país”.
También criticamos a los pastores de la Iglesia y los agentes de pastoral diciendo: Un hombre o una mujer como nosotros, cuyos familiares conocemos, ¿cómo se atreve a transmitirnos la palabra de Dios (si es que es palabra de Dios)?
Eso mismo le pasó a Jesús, el carpintero del pueblo, cuya madre y parientes eran conocidos de todo el mundo, ¿cómo podría obrar milagros; y de dónde sacaría su extraño mensaje?
Muchos decimos: el sacerdote, las religiosas, los catequistas y otros ministros y agentes de pastoral, ¿cómo se atreven a hablarnos en nombre de Dios?
Pues, Dios nos habla a través de personas ordinarias. La palabra y el mensaje de Dios son más fuertes que los débiles mensajeros que él envía para proclamar su anuncio profético. Y no sólo los profetas o sacerdotes, sino cada uno de nosotros, tenemos que levantarnos y hablar claro, sin rodeos, en favor de lo que es justo y bueno. Jesús, que también fue rechazado, nos da ejemplo y fuerza.
Pidamos al Señor que nos dé valentía y que nos inspire para proclamar y vivir el evangelio y para ir por la vida haciendo siempre el bien.
GUIA: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO.
Todos: AMÉN.
GUIA: Cuando somos débiles, entonces somos fuertes en el Señor.
Que la fuerza de la gracia de Dios esté siempre con ustedes.
Todos: Y con tu Espíritu.
GUIA: En silencio, pidamos perdón al Señor porque no siempre hemos aceptado las consecuencias de seguirlo y servirlo, y porque tantas veces no tuvimos el valor para hacer y anunciar lo que es recto, justo y bueno. (Pausa)
- Señor Jesús, tu mismo pueblo te rechazó. Jamás permitas que te neguemos nosotros. Señor, ten piedad.
TODOS: Señor, ten piedad.
- Cristo Jesús, tú nos diriges palabras retadoras, que nos exigen ser servidores justos y caritativos. Cristo, ten piedad. R/ Cristo, ten piedad. TODOS: Cristo, ten piedad.
- Señor Jesús, tu gracia y tu amor nos bastan. Haznos fuertes en nuestra debilidad. Señor, ten piedad.
- TODOS: Señor, ten piedad.
GUIA: Perdona, Señor, nuestros pecados de cobardía y danos la gracia de vivir y actuar siempre según tu palabra y llévanos a la vida eterna.
TODOS: Amén.
GUIA: Oh Padre sin igual, tu Hijo, tu Palabra, vino a nosotros como ser humano con la misma carne y la misma sangre que nosotros.
Prepáranos para acogerlo siempre y escuchar lo que él nos diga, aun cuando su palabra nos disguste o incomode, porque su mensaje nos da gracia y Vida.
Danos la audacia de reconocer que tú nos elegiste, débiles como somos, para intervenir con nuestras palabras y con nuestras vidas en favor de todo lo que es justo y bueno.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
TODOS: AMÉN.
Se ofrece un resumen de las lecturas para ayudar a quien guía y a quienes leerán a subrayar las partes principales que ayuden a descubrir su mensaje unitario. Pero, las lecturas han de leerse íntegramente durante la celebración.
Nota litúrgica: Se les pedirá a los lectores anunciar únicamente el libro de donde se toma la lectura. Ejemplo: Lectura del libro de los hechos de los apóstoles. Al finalizar cada lectura no se olvide decir: PALABRA DE DIOS. Y se responde: TE ALABAMOS SEÑOR. Y en el Evangelio, anunciar: Del Evangelio de según San Juan. Al finalizar decir: PALABRA DEL SEÑOR. Se contesta: GLORIA A TI SEÑOR JESÚS.
Ezequiel 2, 2-5: Dios envía al sacerdote Ezequiel (y a nosotros) a predicar a un pueblo ofensivo, testarudo, obstinado y rebelde… Y, a pesar del rechazo, el profeta debe continuar su tarea…
Salmo 122: Levantemos nuestros ojos al Señor cuando nos sintamos despreciados (por cumplir nuestra misión) y necesitados de su misericordia…
2 Corintios 12, 7b-10: El Señor nos invita a reconocer nuestras debilidades y su fuerza, como S. Pablo, porque es a través de hombres flaquezas que Dios manifiesta su poder…
Marcos 6, 1-6: Jesús va a su pueblo natal, ahí enfrenta la indiferencia y la crítica, la falta de fe y el desprecio de sus paisanos que, por creer conocerlo bien, se resistieron a reconocer en él al enviado de Dios… También él es un profeta rechazado…
Nota litúrgica: Se puede ir leyendo esta reflexión y DETENERSE cuando aparezca una PREGUNTA o cuando se crea conveniente dialogar alguna IDEA.
[Las lecturas de hoy nos hacen sentir la vulnerabilidad de los creyentes que quieren vivir la voluntad de Dios y anunciar su palabra. Esta experiencia también la tuvo Jesús.
El evangelio de hoy es interesantísimo. Convendría leer Marcos 1, 21-24 y compararlo con el relato de hoy. Ambos escenas comienzan de forma muy parecida pero tienen desenlaces totalmente diferentes. ¿Por qué Jesús triunfa en Cafarnaúm pero fracasa en Nazaret?
Es difícil entender lo que pasó por la mente y en el corazón de los Nazarenos que convirtieron el conocimiento del origen y la familia de Jesús en un impedimento para aceptar su persona mensaje de salvación. La incredulidad es un misterio. ¿No se supondría que el conocimiento ayuda a la fe?
Ya habíamos oído que los familiares de Jesús pensaban que no estaba cuerdo y hoy lo venos escandalizando a sus paisanos y siendo rechazado por aquellos a quienes quería ayudar…
La semana pasada meditábamos en la necesidad de tener fe para que los milagros acontezcan. Hoy nos topamos con gente que, por no tener fe, se niegan a descubrir en Jesús al profeta enviado por Dios para anunciarles sus novedades; la interioridad de Jesús – su imprevisibilidad y su inconformidad con las situaciones personales y colectivas contrarias a la voluntad de Dios – escapa a su comprensión meramente “externa”.
Si queremos seguir a Jesús debemos hacerlo por voluntad y convencimiento propios. También debemos evitar creer que lo sabemos todo sobre él y debemos permitir que nos sorprenda pues Jesús no es algo que se conoce sino alguien que se experimenta.
Otra línea de meditación y aplicación de estos textos sería iluminar con ellos nuestra tarea como enviados de Dios y la forma en que nos sentimos cuando nos desanimamos por la falta de resultados positivos o de aceptación… ¡Ezequiel, Pablo y Jesús, aunque fracasan en algunos momentos, siguen profetizando y evangelizando!]
Por nuestro bautismo somos profetas… y a los profetas nunca les ha ido bien; siempre han sido incomprendidos y se les ha intentado anular porque su modo de actuar y de hablar cuestiona… Aún sus parientes y paisanos los han rechazado… ¿Cómo espero que a mí me salga todo bien cuando intento ser un profeta del Señor?
En el evangelio de hoy Jesús manifiesta una manera de actuar y una sabiduría que sus coterráneos, que creían conocerlo muy bien, no sólo no esperaban, sino que criticaban… ¿Tengo la fuerza de Cristo para soportar y enfrentar la crítica? ¿Tengo sabiduría para vivir y cumplir mi misión? ¿De dónde me viene esta sabiduría? ¿Cómo proceso mi vida y los acontecimientos que voy viviendo?
No siempre obtenemos los resultados que buscamos en nuestra misión profética… Es conveniente que constantemente vayamos revisando nuestra vida, nuestros ires y venires, a la luz de lo que Dios espera de cada uno de nosotros… así podremos descubrir toda su ayuda y cosechar perlas de sabiduría…
La sabiduría del profeta viene de más allá de las respuestas positivas de sus oyentes, no se da por consenso… viene de estar atento a Dios y de reflexionar su palabra y cultivar un pensamiento crítico (hacia uno mismo y hacia la realidad circundante)… “Donde unos ven basura, otros ven dinero”; siempre hay que estar abiertos a nuevos aprendizajes… Siempre podemos vivir y trabajar alegres aún en medio de nuestras debilidades y fracasos… Porque ahí se manifiesta la gracia y la fuerza de Dios que trabaja a través de mi debilidad, de mis fracasos, de mis privaciones…
La sabiduría y la fortaleza de Dios nos ayudan a cumplir nuestra misión… San Pablo nos da ejemplo de una sabiduría que evita la soberbia y promueve el reconocimiento humilde de nuestras propias debilidades… Esta es una sabiduría para todos los días… ¿Al reconocer humildemente mis limitaciones y debilidades acudo a la fuerza de Dios? ¿Qué sabiduría necesito para cumplir mi tarea en mi familia? ¿Cuál es la sabiduría que necesito ante los cambios políticos y sus repercusiones?
En la actualidad vivimos muchas dificultades porque no nos damos tiempo para reflexionar e interiorizar por causa de las prisas o del exceso de información… ¿Me doy tiempos y espacios para pensar, meditar, reflexionar, revisar, hacer opciones y tomar decisiones?
TE PROPONEMOS ALGUNOS EJERCICIOS PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS ESTA SEMANA:
- Escribe una lista de las veces que te has enfrentado con indiferencia y crítica en el cumplimiento de tu misión… ¿Aprendiste algo de estas experiencias? ¿Estuviste en contacto con Dios, fuente de la sabiduría y la fortaleza? Y, si lo solucionaste, ¿de dónde te vino la sabiduría para solucionarlo? Y, si no lo resolviste, ¿qué te falta?
- Revisa cómo has evolucionado como profeta en tu ser social, político, religioso, familiar… ¿Qué descubro de mí mismo? ¿Qué me han enseñado los errores cometidos por mí?
- En tu oración de esta semana pídele al Señor: “Dame hoy la sabiduría para que pueda seguir cumpliendo con mi misión”… “Ayúdame a confiar en que a través de mi debilidad tú manifiestas tu fuerza”…
A la luz de todo lo que has meditado y compartido, puedes escribir tu propia versión del Salmo 122…
GUIA: Expresemos nuestra fe en el Dios vivo, un Dios de unidad familiar y un Dios que reina nuestras vidas:
“Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
GUIA: Oremos para que sepamos escuchar, entender y poner en práctica la voz de Dios, tanto en cada uno de nosotros como en nuestras comunidades. Respondamos a cada petición:
“Señor, que tu palabra nos dé vida”.
- Para que la Iglesia siga escuchando a los profetas que están entre nosotros y a través de los cuales el Espíritu nos habla. Roguemos al Señor.
- Para que sigamos escuchando la palabra que Jesús nos dirige en nuestras asambleas cristianas como palabra proclamada para cada uno de nosotros. Roguemos al Señor.
- Para que en el silencio de los sin voz el pueblo de Dios oiga el grito del Señor que clama justicia y compasión. Roguemos al Señor.
- Para que la Palabra de Dios resuene fuerte y sea acogida gozosamente cuando los mensajeros de Dios la proclaman entre las naciones. Roguemos al Señor.
- Para que nuestras comunidades cristianas sigan escuchando la Buena Nueva de nuestro Señor Jesucristo y la tomen seriamente como guía de sus vidas. Roguemos al Señor.
GUIA: Padre, escucha nuestras plegarias y haz que tu Santo Espíritu mueva nuestros corazones para que aceptemos y sigamos lo que tú nos dices por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
TODOS: Amén.
GUIA: Aunque somos débiles, nos atrevemos a llamar a Dios Padre Nuestro y le pedimos valentía y fortaleza con las mismas palabras de Jesús:
TODOS: Padre nuestro…
GUIA: Decimos juntos:
“A tus pies, ¡Señor Jesús!, me postro y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito, que se hunde en la nada ante tu santísima presencia. Yo te adoro en el Sacramento de tu amor, la inefable Eucaristía, y deseo recibirte en la pobre morada que te ofrece el alma mía. Esperando la felicidad de la comunión sacramental, yo quiero poseerte ya en espíritu. Ven a mí, puesto que yo voy a ti, ¡oh Jesús mío!, y que tu amor inflame todo mi ser en la vida y en la muerte. Creo en ti y espero en ti”. R/ Amén. |
GUIA: Señor Dios, Padre de bondad, nos has permitido participar en el banquete que nos da fuerza para nuestra misión profética y evangelizadora.
Haznos conscientes de que tu Hijo se hizo uno de nosotros y de que permanece con nosotros para siempre, no para impresionarnos con su poder, sino para servirnos por amor. Ayúdanos a servirnos unos a otros, para que él pueda llamarnos sus amigos y acompañarnos en nuestro caminar hacia ti.
Haznos mensajeros de su Palabra y danos valentía para proclamarla sin miedos ni vergüenza.
Concédenos este don por medio de Jesucristo el Señor.
Todos: Amén.
DESPEDIDA Y BENDICIÓN
GUÍA: Hermanos: Hemos meditado en cómo Dios viene a nosotros a través de personas frágiles y débiles: como los profetas, los sacerdotes, los ministros, los catequistas, los hermanos en general…
Él nos confía el grandioso mensaje de su palabra y nos envía a continuar su obra evangelizadora.
Que Dios nos conforte y fortalezca para que no obstruyamos el camino de nadie hacia Dios, para que no escandalicemos a nadie y para que proclamemos su palabra con creatividad y audacia… Así, más personas podrán acercarse a Dios.
Que Dios sea siempre nuestra fortaleza en la debilidad…
Y, para cumplir esta tarea, el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
Todos: Amén.