Sergio Padilla Moreno
El 17 de junio es el cumpleaños del compositor Charles Gounod (1818-1893), ampliamente reconocido por Fausto, ópera basada en la obra homónima de J. W. Goethe, además de varias obras que vale la pena recomendar para acercarse y disfrutar a uno de los más importantes referentes del romanticismo musical francés.
Hablemos, primero, más ampliamente de Fausto, ópera estrenada en París el 19 de marzo de 1859, la cual constituye una verdadera obra maestra por la genial adaptación del texto de Goethe, hecho por Jules Barbier y Michel Carré, donde en cada una de las escenas que configuran los cinco actos de la ópera son prolijas de inspiradas melodías en las que se exponen con toda su hondura el carácter de cada uno de los personajes. Destaca de manera especial el complejo y seductor rol de Mefistófeles, así como los varios y hondos matices por los que va pasando el personaje de Margarita, pues va desde la sencillez y la dulzura, luego la experimentación del más hondo dolor, para terminar en su hermosa redención. No puedo dejar de recomendar los magníficos pasajes corales que tiene esta joya de la lírica.
Otra ópera importante, surgida de la inspiración de Gounod, ciertamente no tan conocida como la anterior, es la adaptación de Romeo y Julieta de Shakespeare, hecha por los mismos libretistas de Fausto, la cual se estrenó en París el 27 de abril de 1867. Al principio no le fue muy bien a esta ópera a causa de las comparaciones con Fausto, pero hay que reconocer que tiene pasajes de gran inspiración, como la bellísima aria de Romeo L’amour! Oui, son ardeur a troublé tout mon être! (¡El amor! ¡Sí, su ardor ha perturbado todo mi ser!).
En el terreno de la música religiosa, destaca su Misa solemne de Santa Cecilia, creada por el autor francés en el verano de 1855, donde resuenan sus años de estancia en Roma. Esta obra refleja el profundo sentido de fe que fue determinante en la vida de Gounod, hecho que en su momento le llevó a plantearse la posibilidad de ser sacerdote.
La música es sobria y llena de melodías, aunque apegada a los cánones vigentes en su época respecto al uso litúrgico de obras de esta índole.
Otra obra que inmortalizó al compositor francés fue el Ave María, la cual es una adaptación del primer preludio del Clave Bien Temperado de Johann Sebastian Bach. Es una obra de referencia en el repertorio de los grandes cantantes operísticos de todos los tiempos, pero también suele ser interpretada de manera especial en los momentos de recogimiento y oración en algunas celebraciones religiosas.
Finalmente, un dato muy interesante y que puede sorprender a muchos es el hecho de que el Himno de la Ciudad del Vaticano fue compuesto en 1869 por Gounod en homenaje al Papa Pío IX. Según la página de Rome Report, “se trata del himno pontificio y se interpreta en las grandes y solemnes ocasiones como la elección de un Papa o para recibir al Papa en los viajes oficiales”.
El autor es académico del ITESO,
Universidad Jesuita de Guadalajara –
padilla@iteso.mx
‘Ave María’ de Gounod interpretado por Ainhoa Arteta
https://www.youtube.com/watch?-v=X7ZWxgimnHA
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