La reserva cognitiva
OSCAR TRUJILLO VENTURA
DIVULGADOR CIENTÍFICO
En un artículo anterior escribí que la conciencia—también llamada mente—es uno de los grandes enigmas de la ciencia. Otro misterio es la llamada reserva cognitiva, que se puede definir como la capacidad de permanecer lúcido a pesar de tener lesiones cerebrales. Es sabido por los médicos que algunas personas no muestran síntomas a pesar de tener daños cerebrales ocasionados por el Alzheimer. En los años 80, David Snowdon, un neurólogo de la Universidad de Kentucky, realizó un estudio con una comunidad de 678 monjas de entre 75 y 101 años para determinar el impacto de los hábitos intelectuales en el deterioro cognitivo. Las monjas aceptaron donar su cerebro para ser estudiado después de su muerte. El resultado de la investigación –que se conoció como el estudio de las monjas—¡fue sorprendente!: El aprendizaje que nos deja lo anteriores es que nunca debemos dejar de aprender.
Las monjas que tenían mayor lucidez eran las que dedicaban más tiempo a estudiar, enseñar, rezar, cantar alabanzas y, en general, aprender nuevas cosas. Lo interesante es que esto era independiente del daño cerebral que ellas tenían. El caso más inaudito fue el de la hermana Mary, que falleció a los 101, años y que tenía un daño cerebral muy severo, y sin embargo nunca presentó síntomas de Alzheimer.
Cualquier cosa que implique un reto intelectual es benéfica para el cerebro y compensa la pérdida de la reserva cerebral (las neuronas). Algunos expertos piensan que entre mayor sea el reto, mayor será el beneficio, es como el ir al gimnasio a hacer pesas –no pain no gain (sin dolor no hay ganancia)–. Algunas de las recomendaciones son: aprender un idioma, aprender un instrumento musical o aprender matemáticas.
No se trata de ser un músico profesional o un genio matemático, se trata de tener una buena salud mental, para tener una vejez más plena.