Pbro. José Luis González Santoscoy
Creo que todos, en alguna ocasión, hemos sido lastimados o heridos por alguien. Esas heridas pudieron ser causadas por palabras, actos u omisiones de personas importantes para nosotros y por eso nos duele lo que nos hicieron. Cuando no logramos sanar nuestras heridas se pueden ir albergando ciertos rencores, o bien, nos podemos dejar llevar por la tristeza o el odio. ¡Tengamos cuidado! Porque son justamente esos sentimientos los que producen más daño en nosotros.
Sentir enojo, tristeza o coraje son emociones comprensibles cuando estamos decepcionados por lo que nos hicieron, pero debemos aprender a sanar las heridas para que no causen otros males, ya que son justamente esas heridas las que nos impiden caminar, las que no nos dejan disfrutar lo que estamos viviendo.
Aunque sabemos que no podemos borrar lo que pasó, debemos aprender a sanar para que el dolor no sea el que dirija tu vida. Por eso, hoy te comparto estos 4 pasos para que puedas comenzar a sanar tus heridas:
- Decídete a dejar el pasado: Tienes que aprender a dejar ir los recuerdos, ya que éstos no desaparecen por sí solos. Si no haces esta elección de manera consciente y firme, en cualquier momento podrías volver a caer y cometer algún error en tu vida. Podría venir una tristeza profunda, luego una depresión y hasta las ganas del suicidio. No permitas que el recuerdo de la herida te controle, tú debes controlar tus pensamientos y tus recuerdos negativos, de ti dependerá hasta dónde los dejarás llegar.
- Expresa tu dolor: Nadie puede sanar solo. Debes aprender a confiar y expresar tu dolor, acércate y cuéntaselo a un amigo. Desahogarte te ayudará mucho, ya que te permitirá conocer y comprender más a fondo tu dolor y a sacar lo que te está lastimando. ¡Desahógate como tú quieras, pero hazlo! Eso aliviará tu corazón y te dejará ver todo desde otra perspectiva.
- Atrévete a perdonar: Este punto es el más importante de todos, porque si aprendes a perdonar de corazón más allá del daño que te hicieron, estarás dando un paso decisivo para sanar. Perdonar no es ser débil, es de valientes que se quieren liberar de la esclavitud del rencor.
- Céntrate en el ahora: Llegó el momento de mirar al frente y dejar ir lo que te duele. No te estés martirizando todo el tiempo reavivando todo lo sucedido. No se puede eliminar el pasado, lo único que puedes hacer es vivir tu hoy de la mejor manera. Si te enfocas en el aquí y ahora, tienes menos tiempo para pensar en el pasado.
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