La Pastoral de la Comunicación está profundamente exigida a tener una visión de la realidad
amplia y profunda en todas sus expresiones y niveles. Éste es el sentido del mensaje de Mons. Rogelio Cabrera López en la homilía de apertura del XXIX Encuentro de la Pastoral de la Comunicación.
La pastoral en los medios de comunicación parte de una comprensión cristiana de todo aquello que acontece en la vida, siempre dispuesta a identificar las semillas del Verbo (Jesucristo) que se dan en todo tipo de situaciones, incluidas aquellas en que la Iglesia se ve rechazada y denunciada.
Mons. Cabrera señala que la Iglesia siempre está al día, “no porque busque la novedad, sino porque busca caminar con el pueblo”, y hoy no podemos dejar de caminar con todos aquellos que caminan, y transitan por las redes sociales.
El Señor nos mandó a ir a las encrucijadas, a los cruceros, ahí donde la gente se pregunta hacia dónde hay que ir.
El lema de este XXIX Encuentro es “Escuchar con el corazón” y “Hablar desde el corazón”. Se hace un
pacto afectivo entre el que oye y el que habla.
Hay que oír y hablar con el corazón, porque la comunicación es siempre integral e integradora. Los
pensamientos, las imágenes, y los sentimientos se entrelazan para el relato de la comunicación.
El que trabaja en la Pastoral de la Comunicación no puede ser pendenciero o bravucón, deber tener el corazón tierno de Jesús, que sabe hablar y que sabe callar, que sabe ser oportuno en su intervención, que no es simplemente reactivo. Ese es el compromiso de la Pastoral de la Comunicación, llevar a las personas el amor, la misericordia y la ternura.
Hoy las redes sociales nos empujan a la reacción inmediata, sin pensar, sin tener prudencia. Señala Mons.
Cabrera López que, en la Pastoral de la Comunicación, tenemos que ser prudentes, “y no digo cobardes”, tenemos que medir el alcance de lo que decimos, lo que narramos, lo que presentamos, porque estamos llamados a crear unidad integral. “Doy y recibo, escucho y hablo, conozco y me conocen”; conocer es lo mismo que amar.
El comunicador debe tener el estilo tierno y cuidadoso de Jesús, y conocer el proyecto de comunicación
de Jesús: “Dar la Buena Noticia a los pobres, a consolar, a liberar”. Estos son los verbos que deben acompañar nuestra comunicación.
Asumimos esa misión de comunicar, que es netamente pastoral, porque la hacemos al estilo del Buen
Pastor. Porque nosotros evangelizamos, esto es, llevamos la alegría, la esperanza, no somos profetas de tragedias. Estamos llamados a ilusionar con el amor de Dios, que la gente tenga la ilusión de lo trascendente, ayudándola a mirar al Cielo.
Esa es nuestra principal responsabilidad como comunicadores del Evangelio “apuntar al Cielo”, que es
donde está Dios, y de donde viene la Palabra.
Éste es un tiempo de prueba, de esfuerzo, con la tarea y camino de tejer la paz, escuchando con los oídos del corazón, promoviendo una cultura de paz, con espíritu sensible, entablando un diálogo creativo y propositivo con la sociedad, siendo una Iglesia que genera cultura, que es interlocutora, y una voz que interviene en las grandes transformaciones que necesita nuestro país.
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