Pbro. José Marcos Castellón
El presidente de Mexico advirtió en un discurso que es tiempo de definiciones. O se está con el proyecto de la cuarta transformación o se está en contra; sin medias tintas, sin matices, sin cuestionamientos, como si nuestro país fuera la cancha de dos escuadras rivales para ver quién se lleva la medalla. De forma maniquea se distribuyen los bandos entre conservadores malos y liberales buenos y el mandatario exige una adhesión cuasi religiosa, como Jesucristo que dijo: “el que no está conmigo está contra mi; el que no recoge conmigo, desparrama” (Mt 12,20). Esto nos puede llevar hacer una doble lectura en orden a la vida pública: o es la declaración del fin de la democracia o el inicio de campaña para las elecciones de 2021.
Ciertamente un jefe de estado tiene la obligación moral de luchar por establecer su proyecto de nación, que al menos comparte la mayoría de la población que lo llevó a la silla presidencial, pero como estadista debe contar también con los contrapesos y saber equilibrar políticamente todas las fuerzas para lograr el bien común, pues no es mandatario de un grupo o partido, sino de toda una nación con su heterogénea realidad. En cambio, un candidato que quiere llegar al puesto de elección popular tratará de presentarse como la mejor opción y puede descalificar a sus oponentes, pues en la contienda todo se vale, aunque haya un tiempo posterior de reconciliación. Un presidente de la República, por su definición de representante del Estado y de todos los ciudadanos, no puede diluir la variopinta realidad del país, tanto en orden social, económico, ideológico, etc. solo en dos bandos contrapuestos y de ahí, en conclusión, no hay para donde hacerse. Esa puede ser la declaración del fin de la democracia, donde no importa lo que tú o algunos ciudadanos piensen, sino lo que se dicta desde el poder y se obedece ciegamente sin chistar; y lo que es peor, si no estás a favor de algo, se te puede considerar e incluso condenar como traidor a la patria. Ciertamente la frase se puede matizar si la intención es ya comenzar hacer campaña para las elecciones intermedias, avizorando que quizá el partido en el poder no quede tan bien parado después de la pandemia y sus nefastas consecuencias económicas y sociales, además por las tendencias de su popularidad a la baja.
Frente a esta polarización, de la que seguramente muchos ciudadanos de a pie no nos sentimos representados, urge el fortalecimiento de la ciudadanía independiente de ideologías, que promueva la participación corresponsable de todos y donde todos quepamos con nuestras diferencias. Como ciudadanos, incluso militantes, no debemos dar un cheque en blanco a ninguna autoridad ni dejar de cuestionar la gestión pública de aquel representante por el que votamos. Ninguna autoridad civil, ni la más honorable, puede arrogarse la frase evangélica de Cristo: o conmigo o contra mi, pues se corre el riesgo de idolatrar el poder.
6 comments
Libertad de expresión… que bueno que escriba su manera de pensar padre…sin embargo millones o mejor dicho la mayoria votante quisimos un cambio radical para el país…y apoyamos totalmente al presidente.. nunca se ha comparado con Jesús Nuestro Señor me consta porque me informo de fuentes veraces…ore por un buen gobierno ..esa es la acción principal de la iglesia..y vea las coincidencias de Amlo con el proyecto de Nuestro Señor…alivio y ayuda a los que menos tienen…etc etc…
Me parece excelente la columna del padre sobre todo que nos alerta de un FALSO PROFETA Que se cree el mecías de los pobres, y lo único que hace es apoyar a los delincuentes liberándolos y dándoles amnistía.
Bien dijo Jesus no se dejen engañar por los falsos profetas, a los mexicanos nos engañó una vez cuando votamos por él, pero este falso profeta no nos volverá a engañar jamás y lo vamos a sacar del poder.
Me refiero A Jazmín Aguiar Delgado
Me agrada tu respuesta, felicidades, gracias por comparir
Excelente comentario
Es claro que existe decepción, y todo no es mas que el resultado (quizá) del llamado «voto de castigo». En su momento todos los candidatos nada ofrecían al electorado y en virtud de haber conocido la propuesta desde el 2006, no quedaba otra opción, que además iba acompañada de ilusión. Desafortunadamente es bastante clara la imposición del presidente, en año y medio de gestión acumula 24 renuncias en los diferentes niveles del gobierno federal, los que están contra él. Cuanto podrá aguantar el resto del personal, en teoría los que están con él, cuando faltan 3 años y 4 meses de gestión. Los números a favor están dramáticamente bajos, Dios nos ayude a ser tolerantes.
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