Sergio Padilla Moreno
Inicia la Semana Santa, tiempo de reflexión y oración en torno a los misterios centrales de nuestra fe. Tal contemplación puede hacerse en línea de lo que propone San Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales, donde la Tercera Semana está dedicada a la “identificación con Cristo en los misterios de su Pasión”.
Meditación y contemplación
Dice el ilustre jesuita Carlo María Martini, en su libro Ejercicios Ignacianos a la luz del Evangelio de Juan (Sal Terrae, 2014) que lo que San Ignacio “propone para estas meditaciones queda expuesto en los preámbulos, que varían ligeramente según la materia. Por ejemplo, en la primera meditación de la Cena se lee: «Demandar lo que quiero; será aquí dolor, sentimiento y confusión, porque por mis pecados va el Señor a la pasión». En la meditación siguiente, la segunda de la jornada: «Demandar lo que quiero; lo cual es propio de demandar en la pasión: dolor con Cristo doloroso, quebranto con Cristo quebrantado, lágrimas, pena interna de tanta pena que Cristo pasó por mí». Se insiste, sobre todo, en dos elementos: dolerse con Cristo; y lo que Cristo ha hecho por mí.”
Esta contemplación de la Pasión de Cristo se puede hacer utilizando uno de los métodos de oración que propone Ignacio, como es la “aplicación de los sentidos”, donde se hace un ejercicio de imaginación para meterse en los detalles del texto, sintiendo, escuchando, tocando y oliendo lo que está en la escena; poniéndose en el lugar de los personajes y tratar de sintonizar también con el sentir de Jesús.”
Para este ejercicio de contemplación puede ayudar la escucha de una de las obras más emblemáticas e inspiradas de la música occidental: La Pasión según San Mateo del compositor alemán Johann Sebastian Bach (1685-1750).
Hasta nuestros oídos
Bach compuso cinco pasiones, obras del género del oratorio basadas en los relatos evangélicos de la pasión y muerte de Jesucristo; sin embargo, hasta ahora, se conocen de manera segura dos: la Pasión según San Mateo, compuesta entre 1728 y 1729, y la Pasión según san Juan, terminada en 1723. Sin duda la más grandiosa, poderosa, y a la vez profunda, conmovedora e inspirada, es la basada en el evangelista San Mateo en un texto escrito por Johann F. Henrici. De hecho, se ha llegado a decir que esta obra es una de las páginas más grandiosas de la música de todos los tiempos, ya que toca los más recónditos entresijos del alma humana.
La obra abre con un majestuoso coral que refleja la tensión dramática ante el umbral de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor: “Venid, hijas, haced coro con mi llanto…” Le siguen después, en diverso orden, recitativos –que son utilizados para dar voz al evangelista y así desarrollar la parte narrativa-, arias y corales de exquisita belleza y hondo sentido espiritual que invitan a la contemplación. En el coro final se canta:
“Llorando nos postramos ante tu sepulcro para decirte: descansa dulcemente. Descansen, miembros abatidos, descansen dulcemente.”
El autor es académico del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara – padilla@iteso.mx
BWV244 / PASION SEGUN SAN MATEO (Subtítulos en Español)