Nicolle Alcaraz
Pese a que ha pasado más de un año desde el inicio de las jornadas de vacunación a nivel mundial, países como Haití y Etiopía solo han podido vacunar a menos del 3% de su población, cargando con más de 11.5 millones de muertes, entre ambos. Ante este escenario surge Corbevax, una vacuna libre de patentes que busca que otras naciones puedan utilizar su fórmula para crear, de manera independiente, sus propias dosis, sin necesidades de pagar grandes cifras de dinero a laboratorios privados.
¿Qué es una patente?
Las patentes, son un medio a través del cual los inventores pueden proteger los derechos de uso y comercialización de sus invenciones, por un tiempo determinado. Esto se da con el fin de evitar que terceros puedan explotar comercialmente dicho invento, al mismo tiempo que se vuelve pública la información que compone a la nueva creación, pero sin el riesgo de que esta sea utilizada sin autorización de su creador.
Si bien esta estrategia fue ideada con el fin de que aquellos que creaban una nueva herramienta, instrumento, medicamento, proceso, etc. pudieran salvaguardar su creación y obtener un pago por su empleo, en materia de salud esta idea ha sido profundamente debatida, sobre todo porque negar el acceso a la información de una vacuna, como es el caso actual, puede significar la vida o la muerte para aquellos que no cuentan con los recursos necesarios para costearla.
Conociendo a sus creadores
Es por ello que, buscando globalizar su accesibilidad, la doctora hondureña María Elena Bottazzi, codirectora del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, junto con el director Peter Hotez, desarrollaron Corbevax, una vacuna que desde finales de diciembre del año pasado comenzó a ser empleada en casos de emergencia en la India, y que les valió la nominación al Premio Nobel de la Paz.
Hoy en día laboratorios como Biological E (BioE) en India ya se han aliado con los desarrolladores de Corbevax para elaborar 100 millones de dosis mensuales, volviéndola asequible para su población.
Por si fuera poco, países como Indonesia, Bangladesh y Botsuana están también interesados en la adquisición de sus respectivas dosis, mientras que la Dr. Botazzi busca llevar dichos conocimientos hasta Centroamérica, donde la vacunación también se mantiene rezagada.
¿Por qué la distribución tan desigual?
Como hemos mencionado en ediciones anteriores, los gobiernos de países ricos suelen comprar sus dosis de vacunas por adelantado. Esto con el fin de poder garantizar sus respectivas raciones, lo que pone en desventaja a aquellos países con menos recursos, quienes muchas veces no pueden cubrir el costo total de los pedidos, y menos con tanta anticipación.
Si bien las naciones del G7 se han dado a la tarea de donar mil 300 millones de dosis, solo 591 millones de éstas han sido entregadas, suma que podría quedar fácilmente eclipsada en medio año, si la promesa que BioE y Corbevax realizaron de elaborar 100 millones de dosis mensuales llegara a ser efectiva.
Resultados hasta el momento
Tras los ensayos clínicos iniciales, en donde participaron 3 mil voluntarios, Corbevax reveló una eficacia del 90% para prevenir la enfermedad causada por la versión original del SARS-CoV-2, y del 80% para la variante delta.
Respecto a la variante Ómicron, aún se encuentran realizando pruebas que puedan evidenciar su efectividad frente a esta, por lo que los resultados aún están en proceso.
Esperemos que historias como esta logren motivar y sensibilizar a las comunidades científicas a trabajar en conjunto para conseguir hallazgos y ponerlos a disposición publica con el fin de que la humanidad en general pueda beneficiarse del trabajo de cientos de expertos, con el fin de salvar millones de vidas, dejando las recompensas económicas en segundo plano y poniendo como estandarte y prioridad la vida.