JOSÉ MANUEL RAMÍREZ
Con la presencia de la Imagen de la Virgen de Zapopan, Patrona de la Arquidiócesis tapatía, el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal José Francisco Robles Ortega, presidió la Misa de Clausura de la X Asamblea Eclesial Diocesana de Pastoral.
A lo largo de los tres días se trabajó en grupos heterogéneos que fueron haciendo sus aportaciones sobre cómo ven que va la Gran Misión de la Misericordia, las ideas tomadas del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia para impulsar esta Misión, y las acciones concretas que se deben llevar a cabo en la siguiente etapa de esta tarea.

LO QUE NOS TOCA ANUNCIAR
Para el último día, en su homilía, el purpurado pidió a los asambleístas, ante la etapa territorial que está por iniciar en la Gran Misión de la Misericordia, no atesorar bienes materiales, y sí revisar y analizar en dónde tienen su tesoro.
“En dónde está nuestra riqueza, porque lo que vamos a manejar es el tesoro más grande del corazón de Dios, su misericordia. Lo vamos a anunciar, lo vamos a proponer, lo vamos a testimoniar, el tesoro más grande de Dios, su misericordia en favor de nuestra pobre humanidad”. Dijo que para ser auténticos misioneros de la misericordia se debe de tener a Cristo como el tesoro más grande que un discípulo misionero debe tener.
Explicó: “Cristo, el tesoro del discípulo misionero, la riqueza más grande, la experiencia de encuentro con Cristo, misericordia del Padre, rostro amoroso del Padre”.


NOSOTROS NO SOMOS EL CENTRO
Advirtió que si no se tiene un encuentro con Cristo en donde se experimente la misericordia de Dios, difícilmente se podrá ser testigo de la misericordia “en favor de nuestros hermanos y hermanas”.
“De no ser así, queridos hermanos, tenemos el riesgo de no buscar precisamente que nuestros hermanos experimenten la misericordia, a la mejor inconscientemente buscaremos que nos reconozcan a nosotros, que agradezcan nuestra caridad, que agradezcan nuestro tiempo, que agradezcan lo que nosotros les damos, y no se trata de eso.
En la misión se trata de que sea conocido (Cristo), de que sea experimentado en la propia necesidad y en la propia vida”.
La Eucaristía fue concelebrada por cuatro de los Obispos Auxiliares y casi un centenar de Sacerdotes, y en la que participaron Religiosos y laicos que asistieron en esta Asamblea Eclesial de Pastoral.
SAN PABLO ES EL MODELO DEL AUTÉNTICO DISCÍPULO MISIONERO
Así mostró al Apóstol de los Gentiles el Arzobispo de Guadalajara, como parte de la homilía en el día de la clausura.
“Haber encontrado a Cristo, haber conocido a Cristo es lo máximo, todo lo demás es vanidad, todo lo demás es basura, todo lo demás es nada; por eso, en san Pablo vemos la figura del evangelizador auténtico, decidido, valiente, dispuesto, arrojado, porque tuvo la experiencia de enriquecerse con el conocimiento y acercarse personalmente a la vida de Cristo, al grado de decir que ya no era él, el que vivía, sino que era Cristo Él que vivía en él”.
El Cardenal Robles pidió que una vez nos reconozcamos misioneros de la misericordia, en el territorio que Dios nos ha asignado (Parroquia, Decanato, Vicaría, comisión o dimensión pastoral), “debemos revisar, cuál es nuestra riqueza, y ojalá que sea la riqueza de san Pablo, que no tengamos más que presumir, más que ser discípulos que han encontrado, que han conocido y que se esfuerzan por seguir a Jesucristo”.
Pidió la intercesión de la Santísima Virgen de Zapopan, para que nos alcance la gracia de predicar a Cristo en la etapa territorial de la Gran Misión de la Misericordia que se vive en la Iglesia de Guadalajara.
