Nicolle Alcaraz
Miles de personas continúan con secuelas del Covid y en algunos casos ha llegado a imposibilitarlos. Siguen con fatiga, dolor de espalda o pecho y depresión.
Aunque la mayoría de las personas que han sido diagnosticadas con Covid-19 llegan a recuperarse por completo tras un par de semanas, existen casos en donde, sin importar si padecieron un cuadro grave o leve de esta enfermedad, desarrollan nuevos síntomas o persisten aquellos que sufrieron, pero ahora sin que sus pruebas den un resultado positivo.
A este cuadro se le ha denominado remanencia de virus o virus persistente, y aunque puede incluir cuestiones como fatiga, dolor en el pecho o articulaciones o mareos, también llegan a presentarse situaciones más graves como la pérdida del olfato, depresión o ansiedad, e inclusive un síndrome inflamatorio multisistémico, que consiste en la inflamación de diversos órganos, mismos que pueden perdurar por meses o inclusive años antes de resolverse por completo.
Si bien el IMSS “ofrece rehabilitación integral postCOVID-19 en 106 unidades”, según su página web oficial, está trabajando en ser ampliada para más sitios en todo el país.
Tan solo en agosto del año pasado, fueron atendidas 178 mil personas, cifra que es apenas una décima parte de quienes los expertos calculan pueden haber sido afectados (Carod-Artal, REV NEUROL 2021).
Algunos testimonios
José Alfredo Rocha Reyes, ex asesor de avituallamiento para buques y embarcaciones de la UNAM, justamente perdió su trabajo a raíz de los problemas subsecuentes tras haber padecido de Covid-19. Esto debido a que, a pesar de haber enfermado en enero pasado, y no haber padecido un cuadro grave, hoy en día continúa viviendo con las secuelas de este padecimiento que le impiden reingresar a su trabajo.
“Como a mediados de marzo comencé con las secuelas. Me realicé varias pruebas PCR y en todas daba negativo, pero seguía con falta de aire”, comentó. Posteriormente el joven de 29 años comenzó a presentar otros cuadros como apnea del sueño, es decir “un colapso en las vías respiratorias o una obstrucción de ellas durante el sueño” (Medline Plus); neumonía e inflamación en los bronquios. Y aunque con el pasar del tiempo fueron aminorándose las molestias, hace aproximadamente 4 meses se añadieron las náuseas y el vértigo a su lista de malestares.
“La verdad mejoré bastante, antes ni podía dormir de tan inflamados que tenía los pulmones (…) pero ya va un año y yo sigo sin mejorar del todo (…) hay personas a las que se le quitan las secuelas a los 4 meses, otros a los 8, y otros al año y que mejoran hasta el 90 o el 100%, pero por ahora los médicos solo indican que hay que esperar” aclaró José Alfredo.
Consecuencias futuras
Como comenta Alfredo, actualmente no existe un cura o solución puntual para dichas secuelas, ni tampoco se le ha prestado la misma atención ni recursos como a la enfermedad misma, pese a la cantidad de personas que son y serán afectadas por esta situación.
Es así que aún queda mucho camino por delante en lo que respecta a la comprensión de esta enfermedad. Por lo pronto, recomendamos a aquellos que se encuentren en esta situación, que acudan con su médico para que puedan valorar sus síntomas y, en caso de que sea necesario, poder intervenir en tiempo y forma antes de desarrollar cualquier complicación.