José Andrés Guzmán Soto
Después de un año de temores, miedos y confinamiento llegó el momento tan esperado de la vacuna para los adultos mayores que vivimos en San Pedro, Tlaquepaque. Hoy hemos iniciado el camino de la tan esperada nueva realidad para ir superando la enfermedad de la pandemia.
Con información escasa, pero con mucha entereza, madrugamos a las seis de la mañana para ir a formarnos para recibir tan ansiada vacuna contra el COVID 19. Gran sorpresa nos llevamos al constatar una gran fila de más de un kilómetro de largo desde las puertas de la Universidad del ITESO hasta donde terminaba la fila.
Ahí nos apostamos con la esperanza que nos tocara recibir la vacuna. Ya para las nueve de la mañana la fila se había triplicado en longitud pues eran cientos de personas de la tercera edad que se unían con la esperanza de recibir la vacuna.
Según la información que teníamos, la vacunación iniciaría a las ocho de mañana, pero por cuestiones de organización inició dos horas más tarde, por lo cual hasta las diez de la mañana comenzamos el recorrido para llegar a la puerta del ITESO, para esto ya habían pasado cuatro horas desde nuestra llegada a la fila.
Sin embargo, cabe destacar que ninguna de las personas mayores entró en desesperación; al contrario, todos nos animábamos a soportar las horas que fueran con tal de lograr recibir la vacuna.
Pasaron otras cuatro horas más de ir acercándonos poco a poco a la puerta de entrada del ITESO. A pesar del sol implacable, del cansancio y de estar parados todo este tiempo seguimos firmes en espera.
Eran las dos de la tarde y llegamos a la puerta de entrada e iniciamos el camino a los 3 toldos de espera dentro del Campus de la Universidad. Cada Toldo albergaba a doscientas personas sentadas en sillas. Para llegar a los todos pasaron otras dos horas porque se pasaban a vacunar de 60 en 60 personas. Por fin pasamos a uno de los tres toldos de espera donde duramos otras dos horas más pero ya sentados.
Después iniciamos el camino al toldo de la vacunación, cansados, agobiados pero llenos de una gran emoción por estar tan cerca de recibir la vacuna. Y llegó el momento tan esperado. A las 8 de la noche se acercaron las enfermeras y en unos cuantos segundos ya estábamos recibiendo la primera dosis de la vacuna. Todos aplaudimos y agradecimos a las enfermeras por este gran momento de salir del miedo y regresar a la confianza, pero siempre hay que seguir con los cuidados respectivos
Valió la pena tanto la espera de meses como el hacer cola por más de 12 horas. Todavía nos tardamos una hora más porque volvieron a tomar datos para la segunda parte de la vacuna.
Ya vemos una luz en el camino después de tanto temor. Una esperanza que se volvió realidad.