El martes 25 de octubre, en las instalaciones del Arzobispado de Guadalajara, se tuvo la sesión de apertura del proceso de canonización del ingeniero Arturo Álvarez Ramírez.
Alejandra Lozano Saldaña
Con la oración al Espíritu Santo entonada por el cantor, en punto de las 11 de la mañana, se dio lectura a la biografía de “El inge Arturo”, como es conocido entre la comunidad estudiantil y miembros del Opus Dei. La biografía fue leída por el Pbro. Jesús Becerra García, nombrado postulador de la causa por parte de la prelatura del Opus Dei, de la que el ingeniero Álvarez era miembro, y confirmado por el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal José Francisco Robles Ortega, quien presidió dicha sesión, acompañado, entre otros del Pbro. Adrián Flores Ruíz, Auxiliar de Protocolos.
MAESTRO, VARÓN Y LAICO COMPROMETIDO
Arturo Álvarez fue un hombre al que su jovialidad y su amor al prójimo le permitieron trabajar en uno de las oficios más nobles, la docencia. A través de la enseñanza académica, principalmente en el área de la química, dio ejemplo y marcó la vida de más de tres mil alumnos que pasaron por sus aulas, mostrando siempre apertura, honestidad y generosidad, entre otros valores.
Como profesor, jamás escatimó en tiempo y recursos para preparar sus asignaturas, ya que buscaba la manera de acceder a lo más actualizado, y los días de asueto organizaba salidas con sus alumnos y familias, lo que permitió, a través de estas actividades, convivir y recordar a las familias, principalmente a los padres, la importancia de los valores.
Por elección propia abrazó el celibato, lo que le permitió vivir de manera plena y comprometida su magisterio.
A través de su labor académica, el catedrático orientó más de cien tesis profesionales, y sirvió de enlace para la inserción profesional de varios egresados que fueron sus alumnos.
ORGULLO ACADÉMICO
Durante décadas, compartió sus conocimientos dentro y fuera de las aulas, pues también impartió clases de formación humana y religiosa en el Centro de Capacitación para Obreros de la Construcción, en el Instituto de Promoción Obrera y en el Instituto de Capacitación para Mandos Intermedios.
En la Universidad de Guadalajara fue docente de 1960 a 1991 de Ciencias Químicas, cursó posgrados en la Brown University, Campus Syracuse en 1959, y en la Berkeley University (1965); en esta última fue alumno del dos veces Premio Nobel, de Química y de la Paz, Linus Pauling.
SU INGRESO AL OPUS DEI
A la edad de 30 años, dos alumnos lo invitaron a conocer la espiritualidad del Opus Dei, con la cual se identificó, pues en esta Prelatura Personal formada por presbíteros, diáconos y laicos “se busca la santificación propia y de terceros a través de las labores profesionales y ordinarias”, labor que a él no le era ajena, pues como maestro orientaba a sus alumnos a un aprendizaje de respeto y disciplina, ya que buscaba la manera adecuada de corregir a sus pupilos sin afectar su ideología.
SU HUELLA EN LA DOCENCIA
Fue el 28 de noviembre de 1992 cuando “El inge Arturo” fue llamado por Dios, pero eso no impidió que su ejemplo y su legado trascendiera a las generaciones p o ste r i ore s , pues su espíritu de amor a Dios y al prójimo viven en cada uno de sus alumnos y en las personas que lo conocieron.
Días antes de su partida se preparó espiritualmente, ya que recibió los sacramentos de la Confesión, Eucaristía y Unción de los Enfermos.
Tras su fallecimiento, la Universidad de Guadalajara develó un busto y nombró un aula en su honor como signo de gratitud y reconocimiento a su prestigiada trayectoria.
Tanto fue el amor que sembró en sus alumnos, que en vida le hicieron llegar una carta donde se destaca lo siguiente: “…Un maestro es aquel que, aparte de impartir su cátedra, da a sus alumnos parte de su propio ser, de su filosofía de vida y de su credo”.
INICIO DEL PROCESO
Avanzada la sesión de apertura del proceso de canonización, el Cardenal Robles Ortega se dirigió a los miembros del tribunal constituido para la causa para preguntar si aceptaban el cargo que se les confiaba y les recordaba la responsabilidad que conlleva: “Les recuerdo la gran responsabilidad que asumen y les exhorto a cumplir con la gracia de Dios, con fidelidad a su oficio”, señaló. Enseguida,cada uno prestó juramento, colocando su mano sobre el Libro de los Santos Evangelios, iniciando por el purpurado; posteriormente, los tres miembros del tribunal y concluyendo con el postulador.
Una vez realizado el juramento, se entregó la lista de testigos, la cual fue aprobada por el Arzobispo, firmada y enseguida entregada al juez delegado, quedando establecida la próxima reunión el 2 de noviembre a 10:00 a.m., en las instalaciones de la Comisión Diocesana de Causas de Canonización, donde comparecerán el postulador y el primer testigo.
Cardenal José Francisco Robles Ortega
Antes de finalizar el encuentro, el Cardenal Robles dirigió unas palabras a los asistentes: “Hemos participado esta mañana en la apertura de un proceso que inicia y que mira a alcanzar la gracia de la canonización de un hermano laico, Arturo Álvarez Ramírez. Por la participación en este acto, se habrán dado cuenta ustedes de la seriedad, de la formalidad con la que la Iglesia lleva estos procesos desde el inicio.
“Un proceso (de canonización) puede ser corto, puede ser de mediano tiempo, puede ser de mucho tiempo, lo que se requiera con tal de cumplir cada uno de los pasos en esta conciencia; el que tiene la última palabra, el que tiene la decisión del objetivo que nos proponemos, que es alcanzar la gracia de la canonización del laico Arturo Álvarez Ramírez, corresponde al Papa Francisco, si está él en el momento, o al Papa en turno”.
“El Papa es quien tiene la última palabra, y el que decretará si así concluye el proceso, la santidad de vida para proponerlo como modelo a todo el pueblo de Dios y como intercesor y como santo”.
“Qué bueno que tenemos esta experiencia de iniciar el proceso y que en la medida que avance y se requiera nuestra participación, lo hagamos con generosidad y lo hagamos con mucha responsabilidad”, señaló el Arzobispo, invitando en todo momento a la oración. La ceremonia culminó con la bendición por parte del Cardenal Robles.
La vida del ingeniero
Fue el menor de ocho hermanos. Nació en Zapotlán el Grande, el 8 de mayo de 1935, en un ambiente familiar católico. Sus padres, el Sr. Magdaleno Álvarez, un reconocido maestro albañil, que años más tarde se convertiría en jefe de mantenimiento en el ingenio de Tamazula, y su madre, María de Jesús Ramírez, ejemplar ama de casa.
A la edad de dieciséis años migró a la ciudad de Guadalajara para
continuar con el bachillerato y, posteriormente, cursar la carrera de Ingeniería Química, en la máxima casa de estudios del Estado, la Universidad de Guadalajara.
Se graduó en 1958, y a la edad de 26 años comenzó su vida como
docente, misma que le permitió trascender y dejar huella en cada uno de sus estudiantes.
Fue en esta noble labor donde dos de sus alumnos lo invitaron a conocer el Opus Dei y, tras una profunda reflexión, se dio cuenta que la espiritualidad que los distingue, es la que él vivía a diario, por lo que en 1966 presentó formalmente su solicitud de admisión.
Invitados destacados
En la sesión de apertura se encontraron figuras del ámbito académico
tales como:
Pbro. Ricardo Furber
Vicario Regional del Opus Dei en México.
Lic. Ricardo Villanueva Lomelí
Rector de la Universidad de Guadalajara
Dr. José Antonio Esquivas Romero
Rector de la Universidad Panamericana 2013-2018