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Alfredo Arnold

Estamos en la antesala de las elecciones presidenciales, falta menos de un año. Es natural que el interés de la sociedad esté volcado hacia este acontecimiento, máxime por sus características especiales como son la polarización que vive el país, la lucha interna de los presidenciables de Morena y sus aliados, el suspenso que guarda la oposición, y la circunstancia de que también habrá elecciones en Jalisco, entre muchas otras.

Se nos olvida que 2024 también será “año olímpico”, que la máxima justa deportiva de cada cuatro años se llevará a cabo en París poco después de las elecciones en México. No podemos imaginar el escenario político que tendremos en julio del próximo año: si ganó el candidato oficial, si la oposición dio la sorpresa, en poder de quién quedó el Congreso y quién será el nuevo gobernador de Jalisco; lo que sí tenemos muy claro desde ahora es la debilidad de la delegación mexicana que nos representará en la capital de Francia, que será sede olímpica por tercera ocasión. ¡México, condenado al fracaso!

Ahora no se trata de la incertidumbre o pesimismo que casi siempre nos acompaña antes de iniciar una competencia deportiva de carácter mundial; se trata de que nuestros deportistas están teniendo una pobre preparación, les han limitado los recursos para asistir a competencias internacionales y existe un clima de confrontación entre asociaciones, deportistas y la propia Comisión Nacional del Deporte (CONADE).

Algunos deportes se manejan sin intervención de la CONADE, como es el futbol, pero incluso en este caso México ya quedó eliminado a pesar de que últimamente se venían logrando excelentes participaciones: oro en

Londres 2012 y bronce en Tokio 2020. El equipo femenil también quedó feamente eliminado en la eliminatoria de Concacaf que tuvo lugar en Monterrey.

Es verdad que México nunca ha sido una potencia olímpica, ocupa el lugar 42 en el medallero histórico con sólo 73 preseas y muy por debajo de otros países latinoamericanos como Cuba, Brasil, Jamaica y Argentina. A los presidentes de México generalmente les tocan dos Juegos Olímpicos y a la presente administración no le ha ido nada bien, ya que en los pasados Juegos de Tokio 2020 México quedó en el lugar 84 con cuatro medallas de bronce únicamente.
No hay indicios de que Ana Gabriela Guevara, titular de la CONADE, ni Marijose Alcalá, presidenta del Comité Olímpico Mexicano, pudieran revertirla triste situación por la que atraviesa el deporte.
Pero no sólo tenemos a la vista los Juegos de París 2024; en el otoño de este mismo 2023 serán los Juegos Panamericanos en Chile. Probablemente, ninguno de los aspirantes a la presidencia sabe que dentro de cuatro meses hay Juegos Panamericanos. ¡Qué lejos quedaron aquellos inolvidables de 2011 en Guadalajara!

Mientras tanto, el tema político seguirá en su apogeo, quizás en agosto de 2024, cuando ya hayan transcurrido las elecciones en México y los Juegos Olímpicos en París, nos estaremos lamentando de los magros resultados obtenidos. Le echaremos la culpa a los deportistas, a las autoridades del deporte y todo seguirá igual.

El autor es LAE, diplomado en Filosofía y periodista de vasta experiencia. Es académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara.

@arquimedios_gdl

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