Al 31 de enero del 2020, en Jalisco se contabilizan seis mil 730 personas no localizadas, y dos mil 142, desaparecidas. La historia del hijo de Guadalupe Aguilar Jáuregui, se encuentra en estas estadísticas.
Por Yara Martínez González
En México existen 61 mil 637 personas desaparecidas, 61 mil 53 de ellas, entre el 2006 y el 2019, según cifras dadas a conocer por la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la Secretaría de Gobernación (Segob), el pasado 6 de enero.
Cada número refleja la cruel realidad de las familias que desconocen el paradero de sus seres queridos, peor aún, las plegarias de miles de madres que todos los días ruegan por encontrar con vida a sus hijos o saber dónde están sus restos para poder sepultarlos y tener un lugar en donde llorar.
La fe es un arma muy poderosa, sin ella no estaríamos caminando. Las personas en el colectivo que están más alejadas de Dios están deprimidas, pelean con Dios, pero eso pasa, eso es normal. Al principio empiezan las dudas de por qué me pasó a mí, pero tenemos que hacerles entender que no debemos culparnos a nosotras, ni culpar a nadie, las cosas pasan. Estamos en manos de Dios y nosotras tenemos que luchar y seguir adelante, porque no le podemos dejar a los niños o a los nietos un mundo así.
Guadalupe Aguilar Jáuregui, Coordinadora del Colectivo Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos.
Si no los buscan ellas nadie más lo hará
Historias de familias quebrantadas por desapariciones hay muchas, estas se cuentan a diario, entre ellas, la de Guadalupe Aguilar Jáuregui, Coordinadora del Colectivo Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos (Fundej), quien desconoce el paradero de su hijo desde el 17 de enero del 2011.
Sin dudarlo, la señora Lupita acompañada por otras mujeres que atraviesan la misma situación, se han dado a la tarea de buscar con sus propias manos y recursos a sus familiares, ante la indiferencia de las autoridades que, en muchos casos, se muestran omisas frente al dolor de estas personas.
“No saber dónde está tu hijo no es vivir, es sobrevivir, en esta situación uno ya no vive. Los delincuentes no nada más se los llevan a ellos, sino que le cambian a uno el sentido de la vida, afectan a toda la familia. “Desde que mi hijo desapareció no ha pasado un solo día que yo no haga algo por recuperarlo. A veces ando en las fosas, en eventos para informarnos y aprender, partiendo de que el conocimiento nos dará poder para encontrarlos.
“A veces nos reunimos todas las madres para fortalecernos, porque no dejamos de lado a la Iglesia, la situación católica, porque nuestro Padre Dios es el que nos da fortaleza”, señaló.
Los datos crudos
Según los datos revelados por la Segob, Tamaulipas, Estado de México, Chihuahua, Nuevo León y Jalisco son los estados con mayor número de personas de las cuales se desconoce su paradero.
Éste último, en su Sistema de Información Sobre Víctimas de Desaparición (SiSOVID) contabiliza, al 31 de enero del 2020, un total de seis mil 730 personas no localizadas, y dos mil 142 desaparecidas.
Cabe destacar que el Artículo 4 en sus fracciones XV y XVI de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda, una persona se considera desaparecida cuando se desconoce su paradero y se presume, a partir de cualquier indicio, que su ausencia se relaciona con la comisión de un delito; mientras que la persona no localizada es aquella cuya ubicación es desconocida, y que de acuerdo con la información que se reporte a la autoridad, su ausencia no se relaciona con la probable comisión de algún delito.