Desarrollo Espiritual,
XIV DOMINGO, Ciclo A, 05 de Julio de 2020.
¿En qué se nota cuando soy “gente sencilla” o cuando soy “sabio y entendido”?
Pbro. J. Jesús Suárez Arellano
¿QUÉ NOS DICE DIOS EN ESTE DOMINGO?
Zacarías 9, 9-10: El profeta nos invita a alegrarnos porque Dios es justo y sencillo y nos gobierna con la paz…
Salmo 144: Bendigamos y demos gracias al Señor porque es clemente, misericordioso, paciente, bueno y cariñoso, fiel a su Palabra y sostiene a los débiles… Proclamemos a todos estas cualidades de nuestro Dios…
Romanos 8, 9. 11-13: A nosotros no nos gobiernan nuestros impulsos bilógicos sino nuestro espíritu que se une al Espíritu de Dios y así resucitaremos a la vida eterna…
Mateo 11, 25-30: Cristo nos invita a descargar en Él nuestras fatigas y agobios, a cargar su yugo llevadero y ligero y a aprender de su mansedumbre y humildad de corazón…

REFLEXIONEMOS:
(El trozo del Evangelio que escuchamos hoy, se sitúa en una sección que nos describe escenas de desconcfianza, resistencias y oposiciones ante la predicación de Jesús. Antes, narra cómo Juan Bautista le manda preguntar si es el mesías, Jesús describe reacciones inadecuadas de algunas personas que no son coherentes y muestra su desilusión por las ciudades en donde Él ha predicado y hecho milagros…).
De repente el Evangelio nos introduce en una oración de Jesús a su Padre… Le da gracias porque, aunque los intelectuales (los escribas y fariseos) se cierran a su revelación, los sencillos sí lo comprenden y reciben… ¿Pertenezco al grupo de los que piensan saberlo todo sobre Dios y la religión o me acerco con sencillez a Jesús para seguir aprendiendo y ser liberado?
Después de esta oración, Jesús nos lanza tres llamadas que, si las escuchamos, nos convertiremos en cristianos entusiastas, vigorosos y motivados para seguirlo y servirlo:
1. “Vengan a mí los fatigados y agobiados, yo los aliviaré”.
Hay quienes viven su religión como una pesada carga o una simple tradición, eso hace que (casi) siempre se sientan indignos y pecadores…
Pero, Jesús nos ofrece descanso contra el agobio, perdón, amor incondicional, cercanía…
Si le creemos, nos sentiremos cada vez más atraídos por Dios y le daremos a la Iglesia un rostro cada vez más atrayente…
Si quiero ser aliviado de mi carga debo “ir” hacia el Señor, ¿cómo me puedo acercar más a Él?
2. “Carguen mi yugo, porque es llevadero y ligero”.
Algunos piensan que seguir a Jesús y cumplir su mandamiento es pesado y extremadamente aburrido…
Jesús nos dice que su yugo (el que nos une a otros, el amor) potencializa lo mejor de cada uno de nosotros, nos hace más sanos y felices, derrota nuestros miedos y tristezas y nos motiva a hacer el bien…

Mi yugo es pesado y el de Jesús es liviano, ¿cómo puedo ir cambiando el de Él por el mío?
3. “Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón”.
Hay muchas personas que pasan sus días luchando constantemente por triunfar en la vida…
Jesús nos invita a vivir con sus valores: metas claras y sencillas, con relaciones sanas y sanadoras, ambicionando sólo el bien del prójimo…
Me faltan lecciones de mi maestro, ¿Cómo puedo aprender y practicar más mansedumbre y humildad?
Jesús no pide a sus seguidores nada que Él no haya vivido congruentemente… ¿Cómo puedo conocerlo más para amarlo más e “imitarlo” mejor?
(La palabra “yugo” tiene varios significados en las Sagradas Escrituras, uno de ellos es el de “la ley del Antiguo Testamento”. Y cómo no habría de ser pesado ese yugo si consistía de 600 preceptos y 5,000 prescripciones… En cambio, el yugo de Jesús es el amor a Dios y al prójimo… No es que Jesús nos proponga una vida sin esfuerzo, sino que quiere asegurarse que éste dé frutos. Ciertamente, la responsabilidad de amar conlleva un peso, pero, es justamente esta carga la que nos hace avanzar en la vida. Es como el peso de un motor que hace andar un vehículo o volar un avión… Además, el yugo del amor es suave y ligero si parte de una fuerte experiencia de encuentro vital con el Jesús que nos reconforta, a quien le creemos y de quien aprendemos…).

El Dios del que hoy hemos oído es sencillo, pacifico, manso, nos ayuda a llevar y superar los desafíos que se nos presentan a lo largo de la vida, es un amigo que puede escucharnos amablemente, es comprensivo y capaz de hacernos experimentar la paz interior, de sanarnos y renovar nuestras fuerzas para continuar en el seguimiento de nuestro Maestro “imitando” su estilo de vida… Y, por este camino, llegaremos a la resurrección… ¿Cuándo descubro que este Dios es para experimentarse con sencillez y no para explicarlo con erudición?
PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS, TE PROPONEMOS LOS SIGUIENTES EJERCICIOS PARA LA SEMANA:
1. A lo largo de la semana, conversa con tres personas sobre los tres llamados que tu amigo Jesús te dirige: “Ven a mí, carga mi yugo y aprende de mí”.
¿Cuál de ellos te impacta más y por qué?
¿Cómo Jesús te está ayudando a reorientar tu vida con cada una de estas invitaciones?
Ve escribiendo tus conclusiones y tareas derivadas de estos diálogos…

2. Durante esta semana, en tu oración procura “empatar” con la oración de Jesús…
• Háblale de cómo tú quieres ser de los sencillos que experimentan “las cosas” de Dios…
• Date cuenta de cómo al acercarte a Él tus cansancios se alivian y tomas fuerzas para continuar amando y sirviendo…
• Pídele la gracia de descubrir cómo su yugo de amor te libera de otras opresiones…
• Imagina formas de cultivar su mansedumbre y humildad en ti… Haz planes con Él…
Escribe lo que vayas descubriendo cada día…
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Esta ficha, así como las de los domingos anteriores, la puedes encontrar en arquimediosgdl.org.mx, pestaña de “formación” y “desarrollo espiritual”.