upc4

III DOMINGO DE PASCUA

JESÚS, HACE ARDER NUESTRO CORAZÓN

Pbro. J. Jesús Suárez Arellano

¿QUÉ NOS DICE DIOS EN ESTE DOMINGO?

Hechos 2, 14. 22-33: El día de Pentecostés, Pedro proclama que Jesús de Nazaret fue resucitado por Dios, que ascendió a los cielos y recibió el Espíritu Santo, el cual derrama sobre todos nosotros…

Salmo 15: Dios es mi protección y mi refugio, Él me instruye y aconseja, me llena de gozo y alegría y no me abandonará en la región de los muertos…

1 Pedro 1, 17-21: Dios nos juzgará con imparcialidad, por eso hemos de comportarnos con temor filial, ya que fuimos liberados por la sangre de Cristo, ahora resucitado, y Él es el fundamento nuestra fe y esperanza en Dios…

Lucas 24, 13-35: La situación de los discípulos de Emaús que se van alejando de la comunidad nos da la oportunidad de aprender más sobre los métodos pastorales de Jesús: (Entre otros detalles) Se acerca con discreción, escucha con respeto, se deja cuestionar, formula preguntas inteligentes, desafía e ilumina con la Palabra, respeta la intimidad y se revela en sus sacramentos (especialmente en la eucaristía) y, finalmente, sabe desaparecer a tiempo para que los discípulos vuelvan a la comunidad y cumplan su misión… Así transforma los corazones entumecidos por el miedo y el desánimo en ardorosos y valientes…

REFLEXIONEMOS:

Hay personas que interpretan su vida como un camino por un valle de lágrimas lleno de constantes pruebas, y sienten que van solos, luchando con sus débiles fuerzas y convencidos de que fracasarán en el intento de conseguir una vida de realización y felicidad… Pero, el Evangelio de hoy nos dice que Jesús Resucitado se acerca a nosotros y nos transforma para que podamos no sólo superar nuestra propia situación, sino ayudar a otros en nuestra comunidad… Jesús se comporta como un papá que enseña a caminar a su hijo pequeño: le ayuda a fortalecer sus piernas, a conseguir equilibrio y a desarrollar la autoconfianza suficiente para que pueda caminar por sí mismo a lo largo de toda su vida y para que sea capaz de enseñar a otros… Ya de entrada, subrayemos que al final de este texto se nos narra cómo los discípulos volvieron a la comunidad de la que estaban huyendo y comparten su testimonio; entre el principio y el final de este evangelio se da un proceso de acompañamiento de Jesús y de cambio en los discípulos…

Nos interesa aprender cómo le hizo Jesús para facilitar este cambio en esos discípulos, cuáles fueron sus actitudes y comportamientos sanadores que hemos de imitar para ayudar al cambio de nuestros prójimos tristes, desanimados y apocados.  Por eso, analicemos el texto completo de esta narración por pequeños trocitos:

  • v. 13-14: Situación de los discípulos.  Habían sido activos en la comunidad, pero tomaron la decisión de dejarla, porque sentían que Jesús había sido derrotado; iban tristes, decepcionados, sin paz, desesperanzados, confusos, no le encuentran sentido a continuar en Jerusalén y van en “retirada”… Esta puede ser la situación de quienes se alejan de la comunión con la iglesia, con los grupos de pastoral o con sus familias… ¿Alguna vez me he sentido como estos discípulos?
  • v. 15: Jesús respeta la situación de los discípulos. Iban juntos, pero discutían ya que no sabían cómo interpretar la vida, ni el mensaje y el estilo de su Maestro… Sin que ellos lo sepan, Él camina a su paso, toma la iniciativa, va al encuentro de aquellos caminantes angustiados, sin presionar… ¿Alguna vez me he decepcionado de una acción de Dios y de sus métodos? ¿Alguna vez pienso que Dios se apartó de mí sin darme cuenta que Él camina a mi lado? ¿Alguna vez lo he llamado angustiado y, luego, no lo he dejado transformar mi vida? ¿Algunas veces mis ojos también han estado velados para reconocer al Señor?
  • v. 16: Jesús sabe callar y escuchar, para discernir.  Jesús no llega recriminándoles que no lo hayan entendido o acusándolos de falta de compromiso…  Camina con ellos sin interrumpirlos o cambiarles el tema… sólo los escucha. Luego, formula una pregunta abierta y respetuosa para profundizar el diálogo y para inspirar en sus corazones la calidez de Dios… ¿Sé escuchar empáticamente y preguntar para suscitar el interés y entrar en el mundo interior de mis interlocutores?
  • v. 17: Jesús está atento a las respuestas verbales y no verbales de sus interlocutores e interviene en el momento y de la manera oportuna.  La pregunta de Jesús suscita dos respuestas: 1) una no verbal: “Se detuvieron apesadumbrados” y 2) otra verbal: “¿Eres el único forastero que no sabe lo que ha acontecido en Jerusalén en estos días?”.
  • Jesús se da cuenta de que su pregunta no les cayó bien y, como sabe a dónde quiere conducirlos, es capaz de presentarse como un ignorante ante ellos… ¿Sé distinguir, en mis interlocutores, su lenguaje no verbal (¡El 93 % de su comunicación!) interpretando adecuadamente sus gestos, ademanes, el tono de su voz, etc. o me quedo sólo con el 7% de sus respuestas verbales o, peor aún, me quedo sólo con mis interpretaciones fruto de mis problemas no resueltos? ¿Cómo me presento ante las personas con problemas?  ¿Sé esperar el momento oportuno para invitar, animar o compartir con ellas?  ¿Me interesa que hablen o que escuchen?
  • vv. 18-19a: Jesús soporta reclamos injustos; es paciente y espera el momento oportuno para clarificar las situaciones, muestra interés por lo que a ellos les interesa.  Él se da cuenta que los discípulos aún no quieren entrar en ellos mismos y que su dolor los hace defenderse y atacarlo. Por eso vuelve a preguntar: “¿Qué cosa?
  • vv. 19b-25: Así les da oportunidad para que desahoguen sus angustias encubiertas, sus sentimientos de frustración, comparten sus inquietudes más profundas y así alivian sus corazones, esclarecen sus mentes y puede surgir en ellos un rayo de esperanza… y, sin que ellos se den cuenta todavía, comienza a “arder su corazón”.

Profundizado el diálogo sanador, Jesús ya puede confrontarlos: “¡Oh insensatos y lentos de corazón para creer todo lo que anunciaron los profetas!”.  Ante la crisis, Jesús no les da palmaditas ni los hace huir de la realidad, sino abre sus mentes y corazones para que la capten en su justa dimensión, la asuman, la transformen y se transformen… ¿Me doy cuenta de que cuando me encierro en mis problemas me siento frágil y molesto, pero, cuando me expreso y soy escuchado muchas puertas se abren?

  • vv. 26-27: Jesús tiene un diálogo propositivo; es un momento pedagógico a la Luz de la Palabra de Dios.  Les da una profunda catequesis bíblica… Antes de esto, los discípulos profesaban un credo verdadero que no llegaba a su corazón.  Hablaban de Jesús y sus obras con frialdad.  Es lo que pasa con muchas personas que hablan de Dios, pero no lo han experimentado… ¿En qué fundamento mis pláticas y “consejos”?
  • vv. 28-29: Jesús no impone su presencia; deja libres a los discípulos.  Los discípulos (de ayer y de hoy) después de que han sido escuchados, animados y se les ha presentado la propuesta bíblica, deben decidirse a ser o no ser amigos de Jesús… Recordemos que toda propuesta pastoral y de superación será siempre elseguimiento de Jesús en comunidad; pero esa propuesta no se puede decir en todo lugar y a todas las personas de igual manera; esto requiere discernimiento del oyente de la Palabra.  Sólo así se podrá dar un “quédate con nosotros…” (v. 29ss) como signo de que queremos permanecer y caminar con Él.

Jesús aceptó su oferta de hospitalidadEl Maestro se queda con los que le abren su hogar y su vida, estrecha los lazos con aquellos que aprecian y respetan sus puntos de vista, con quienes van siendo capaces de sentir y compartir el calor humano que surge de vivir en comunión con Dios y con sus “cosas”… ¿Le pido insistentemente a Jesús que se quede a mi lado en el atardecer de mi crisis o me lleno de “otras” compañías? ¿Me sé quedar al lado de mis hermanos cuando su vida va “obscureciendo”?

  • v. 30: Jesús se manifiesta en el compartir el pan y sus sacramentos.  Resumamos hasta aquí: Él es quien nos procura, camina con nosotros, comprende nuestras dificultades, respeta nuestros tiempos, susurra su presencia, acepta nuestra hospitalidad y, desde dentro, alimenta nuestra esperanza, regenerándonos con su Palabra saludable y fortaleciéndonos con sus sacramentos sanadores…
  • v. 31: Jesús sabe retirarse “a tiempo”.  Cuando lo reconocen se va.  Los acompaña e instruye el tiempo necesario para que aprendan a caminar por sí mismos.  Se retira para que los discípulos vuelvan a la comunidad.  Es importante notar que ya no se ponen tristes porque Jesús desaparece pues ya lo llevan en el ardor de su corazón.

¿Soy capaz de trabajar, aunque Jesús ya no esté? ¿Me sé retirar a tiempo?

  • V. 32-35: El discípulo se vuelve misionero. El miedo se transforma en entrega a Dios; la tristeza en alegría; el pesimismo en confianza; el querer renunciar en ardor misionero; el querer apartarse en comunión eclesial… Los discípulos renacieron para la fe y la comunión eclesial porque comprendieron que Jesús no había fracasado en la cruz, sino que resucitó y caminó a su lado, les habló e hizo arder su corazón y ahora pueden caminar solos llevando a Jesús en su corazón…  ¿Transmito el calor humano y el entusiasmo de la fe, propios de aquellos a quienes Dios ha hecho “arder su corazón” a mis familiares y hermanos de la Iglesia?

TE PROPONEMOS LOS SIGUIENTES EJERCICIOS PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS DURANTE LA SEMANA:

Después de meditar el evangelio de hoy y darte cuenta de la situación inicial y la situación final de los discípulos:

  • “Dibuja”, en una línea, las certeras intervenciones de Jesús para transformar a aquellos discípulos…
    • Recuerda alguna vez en que tú estuviste sumergido en una situación semejante a la de estos discípulos… “Dibuja” una línea que exprese cómo fuiste ayudado a cambiar…
    • ¿Alguna vez has sido capaz de ayudar a alguien desanimado cómo lo hizo Jesús en este Evangelio? “Dibuja” esta línea de intervención con sus resultados… ¿Qué hice como Jesús Resucitado y qué me faltó?

¿Cómo le haré para incorporar las actitudes pedagógicas y sanadoras de Jesús en mi trato con todos y en mi acción pastoral? ¿Qué tareas y compromisos me llevo?

Durante esta semana, pide a Jesús, tu compañero de camino que:

Te enseñe a ir por el mundo, como Él, compartiendo comprensión y bondad, conocimiento profundo de su Palabra y capacidad de contagiar confianza con los decepcionados de la vida y de la fe…

Te convenza de que Él sigue vivo y actuante en las Escrituras, en la Eucaristía, en la Comunidad y en los Agobiados y Cansados…

Se quede contigo para que tu corazón se llene de ardor evangélico con el que puedas animar a los decepcionados y abandonados…

https://youtu.be/EFlW_99gNqs

@arquimedios_gdl

TE INVITAMOS A FORMAR PARTE DE LOS

Comunicadores Parroquiales

Los cuales promueven la Pastoral de la Comunicación en sus Parroquias

Dirección

"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"

Papa Francisco

Copyright @2023 – Todos los Derechos Reservados.