Querida Lupita:
Hay muchas voces que hablan de una nueva guerra mundial. Muchos están indiferentes ante esta situación y creo que nos falta conciencia al respecto. Cómo podemos construir un mundo sin guerras, sin hambre, sin injusticias. ¿Es algo imposible?
Juan Carlos M.
Muy estimado en Cristo, Juan Carlos:
“Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo, tendrán tribulaciones, pero confíen, Yo he vencido al mundo” (Jn. 16, 33).
La Palabra de Dios sostiene que Cristo estará con nosotros siempre. Tendremos problemas pero Él será nuestra fortaleza y esperanza en todo momento.
El Padre Cantalamesa explica la forma en que podemos construir la paz. En su disertación reflexiona también acerca de cómo se hace la guerra y qué diferente es el camino para una y para otra.
Billones de gotas de agua sucia jamás harán un mar limpio, y billones de corazones en guerra jamás harán una humanidad en paz. Para hacer la guerra se necesita tiempo y preparativos, se hacen planes y se forman ejércitos para después lanzarse en grupos grandes y fuertes y así asegurar el triunfo. En cambio, para hacer la paz, no se requieren alianzas o planes o preparación alguna, simplemente se elige de inmediato vivirla en lo personal, estemos donde estemos.
Un medio fundamental para construir la paz es no difundir el mal. Que en nosotros se acabe el chisme, la difamación, la actitud acusadora, la crítica mordaz. No seamos “aves de mal agüero” llevando siempre malas noticias.
La paz, sin duda, es un don de Dios y un fruto del espíritu y es, por eso, necesaria una vida profunda de oración. La oración perseverante es pues, base sólida para construir la paz.
Pero además es una bienaventuranza, y esto se traduce en un deber cristiano, una obligación que nos lleva a transformarnos en personas de virtud.
La paz del mundo comienza contigo, en tu casa: ¿Alguno en casa está equivocado?, ora por él; ¿Otro se levantó malhumorado?, regálale dulzura; ¿Tu hijo ha cometido una falta grave?, corrígelo con amor, mostrando apoyo y cercanía, dejando de lado insultos o malos tratos.
Conviértete sin miedo, con la ayuda de Dios, en un canal de paz; los resultados te sorprenderán.
Lupita Venegas/Psicóloga
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