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PBRO. ARMANDO GONZÁLEZ ESCOTO

Es admirable todo cuanto los Obispos de Guadalajara han hecho a lo largo del tiempo en favor de la devoción a Nuestra Señora de Zapopan, a partir principalmente del señor Obispo don Juan Ruiz Colmenero, que ya en 1653 declaró Milagrosa a la venerable Imagen, convirtiendo su pequeña ermita en el primer santuario mariano de la Diócesis.
Correspondió al señor Obispo don Santiago de León Garabito, en ese mismo siglo, construir el nuevo santuario que ha llegado hasta nuestros días, la primera iglesia construida en planta de cruz latina en el occidente mexicano.
Bajo el gobierno de este prelado tuvo lugar también la primera visita de esta Imagen a Guadalajara, en 1692. En una expresión más de devoción, el Obispo construyó la casa episcopal justo frente al santuario de la Virgen, palacio que llegó hasta 1942, en que fue demolido para crear un jardín.
Al Obispo Carlos Gómez de Cervantes le correspondió declarar a la Virgen de Zapopan Patrona de la Ciudad contra tempestades, inundaciones y epidemias, fundando la tradición de la visita anual, por el tiempo de lluvias, en 1734.
Don Juan Leandro Gómez estableció las normas para la visita de la Virgen en todos sus aspectos. Don Francisco de San Buenaventura construyó las antiguas torres del santuario y los puentes que facilitaron el camino a Zapopan por la carretera nueva, hoy llamada de los Colomos; mientras que el Obispo Diego Rodríguez impulsó el oficio propio de la Virgen y otorgó indulgencias plenarias a los peregrinos.

En el siglo XIX, don Juan Cruz Ruiz de Cabañas colocó a la Imagen de la Virgen las insignias de Generala de Armas, en 1821, y luego la declaró Protectora Universal del Estado Libre de Jalisco en 1823, a petición del primer Congreso estatal.
Al primer Arzobispo, don Pedro Espinoza le tocó defender y sostener la visita anual de la Virgen a pesar de las Leyes de Reforma, mientras que el Obispo de Zacatecas, Buenaventura Portillo, apoyó y luego bendijo el retablo de mampostería que sustituyó el retablo barroco, destruido en la Guerra de Reforma, en tanto que el Obispo de Campeche, Jaime de Anesagasti colaboró notablemente en la construcción del actual altar de mármol y él mismo consagró el santuario en 1905.
Fue el Arzobispo don Jesús Ortiz quien devolvió a las visitas de la Virgen y a la Romería, su carácter público.
Su sucesor, el señor Francisco Orozco y Jiménez coronó la Imagen zapopana con autoridad pontificia en 1921, obsequiándole, además, de su propio bolsillo, la peana sobre la cual se posa la venerable Imagen.
De la devoción de los Arzobispos Cardenales, y de sus Obispos Auxiliares, de tan buenos resultados, habría que hablar en otro momento.

Hacer propia la devoción de su pueblo ha sido el objetivo de estos notables pastores, y en esa acción ellos mismos han pasado a ser parte de la historia, porque han sido pastores que realmente se integran y se hacen uno con su Diócesis.

armando.gon@univa.mx

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