Equipo de la DDPAM
En los tiempos que estamos viviendo, es necesario ayudar al adulto mayor a sentir esperanza, pero no una esperanza efímera, sino llevarlo a vivir la esperanza cristiana, aquella que trasciende el tiempo y nos sostiene para llegar a la meta final, la vida eterna.
La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo (Spe Salvi 49).
Esperanza a toda prueba
Un gran ejemplo es San Maximiliano Kolbe, que se ofrece para tomar el lugar de otro, sabiendo que era un camino a la muerte. A pesar de las limitaciones y dificultades para ejercer su ministerio sacerdotal, atendió a los prisioneros y les transmitió el consuelo de la Virgen María.
En el campo de concentración Maximiliano Kolbe lo perdió todo: sus ideas, su imprenta, sus proyectos televisivos… y quedó desnudo. Aun en esos momentos, vivía la esperanza y sentía la protección de Dios, dando sentido a su estancia allí.
La Vida de Maximiliano Kolbe no es sólo una biografía ejemplar, sino un mensaje de esperanza. En palabras de Juan Pablo II, Kolbe se ha convertido en un «signo de la nueva era: la civilización del amor».
Nuestra meta, la eternidad
Cada uno de nosotros ha tenido su proceso de vida, en el cual han existido experiencias positivas y negativas, todas ellas nos han ayudado a crecer y madurar.
Así también hemos tenido experiencias en nuestro proceso de fe, que nos han llevado valorar lo que vivimos y a reconocer que ésta vida es solo un instante, pero hay algo más que nos espera que es la vida eterna, para compartirla con Cristo.
La esperanza cristiana nos lleva a comprender que esta vida que tenemos, la cual hemos disfrutado, ha sido un regalo por parte de nuestro Dios creador, que nos ama y nos la ha dado para en ella conocer, valorar, amar cada momento vivido. Tanto que agradecer por los buenos momentos y tanto que reflexionar y aprender de los momentos, situaciones o decisiones que no han sido del todo agradables.
Pero que en cada uno de ellos, seguramente la esperanza fue nuestra compañera, la que nos motivó para seguir adelante.
Gozar la plenitud de Cristo
Hemos tenido una vida en el aquí y ahora, que muchas veces no nos gustaría que terminara. Pero nos espera todavía la mejor parte, el compartir la vida eterna con Cristo, donde será nuestra satisfacción total, el momento pleno de vivir la esperanza, “esperar” en la plenitud del gozo de la vida eterna, donde la totalidad nos abraza y abrazamos a la totalidad, sumergirnos en el océano del amor infinito que es Cristo.
Para nosotros el significado de muerte cobra un sentido de plenitud, de llegar a la meta y ver cumplida en nosotros la gloria de Dios.
Nos sirve de gran ejemplo Maximiliano Kolbe, que al saber que la muerte física era solo el paso para gozar de la gran promesa de esperanza, la vida eterna, para disfrutar en plenitud la gloria con Cristo.
“Eternidad, el momento pleno de satisfacción, en el cual la totalidad nos abraza” (Spe Salvi 12)
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1 comment
Felicidades Karlita. Gracias por compartir estas sabias reflexiones llenas de sensibilidad.
Que Dios te siga bendiciendo y bendiciendo tu trabajo y dedicación. 🕊🙏🏼
Feliz día de los Abuelos!! 👴🏼👵🏻
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