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Este 4 de agosto celebramos en todo la Iglesia Católica el Día del Párroco en honor al Santo Cura de Ars, con él recordamos a todos los sacerdotes encargados de alguna comunidad parroquial.

David Hernández

“Si comprendiéramos bien lo que es un sacerdote en la tierra, moriríamos: no de miedo, sino de amor”, fueron palabras de San Juan María Vianney en el siglo XIX que aún están vigentes, pues hoy más que nunca por la crisis que vivimos al limitarse la participación en los sacramentos por la pandemia de COVID-19, hacemos conciencia de la vocación sacerdotal como una actividad esencial para el mundo.

Particularmente en el caso de la Arquidiócesis de Guadalajara, los párrocos enfrentan un momento histórico en la vida de la Iglesia, pues la última ocasión que hubo cierre de templos y suspensión del culto fue en 1926 con la promulgación de la Ley Calles.

Ahora, los señores curas lideran a sus comunidades parroquiales para hacer frente a la pandemia, buscando soluciones para apoyar espiritual y humanitariamente a sus fieles, los cuales sufren por la falta de sacramentos y trabajo.

Vivir o morir con el pueblo

Padre Carlos Alberto Gómez Rodríguez, Señor Cura de Nuestra Señora del Rosario en el municipio de Villa Corona, Jalisco.

El presbítero Carlos Alberto Gómez Rodríguez está encargado de la parroquia Nuestra Señora del Rosario en el municipio de Villa Corona, un poblado que está conformado por 16 mil 969 habitantes.

Durante estos meses, sus habitantes viven una crisis económica, ya que una de las principales fuentes de empleo en la zona son los balnearios.

“Los tres sacerdotes y los dos seminaristas que estamos en Villa Corona tuvimos una reunión y los cinco, de común acuerdo, decidimos quedarnos con el pueblo a vivir o a morir“, afirma el padre Carlos.

“En estos momentos yo soy el decano y también cuidé que ningún sacerdote se fuera, que todos permaneciéramos en nuestras comunidades y que hubiera solidaridad entre parroquias. Yo estuve hablando con los párrocos del decanato para saber cómo estaban y si necesitaban ayuda. Hubo muy buena solidaridad entre nosotros”, menciona el padre Carlos.

Desde su visión como historiador, el padre señala que después de esta crisis tomará mayor relevancia en la sociedad la vida humana, teniendo como base el ser, sobre el tener.

Yo tengo esperanza en Dios y en la humanidad de que esto nos traerá un renacer al humanismo y revalorar la vida; que valores como el poder, el aparecer, el tener, desaparezcan sobre valores más grandes”, destaca.

Dar alimento espiritual y corporal

Padre Mauricio Muratalla Hernández, encargado de la Cuasi-Parroquia Señor de la Misericordia en la colonia El Refugio (Tlaquepaque, Jalisco).

El Presbítero Mauricio Muratalla Hernández funge como encargado de la Cuasi-Parroquia Señor de la Misericordia en la colonia El Refugio, dentro del área metropolitana de Guadalajara.

Esta es su primera experiencia como párroco y señala que esta pandemia hirió a los fieles de la colonia, pues cancelaron las fiestas patronales.

“Ante la cancelación de las fiestas patronales, salimos por las calles de la colonia para hacer un recorrido con el Santísimo. Distribuimos alimento para el cuerpo (despensas), alimento para el alma (Santísimo Sacramento), dimos gel antibacterial y también entregamos imágenes del Señor de la Misericordia en las casas, como recuerdo de las fiestas patronales”, explica el padre Mauricio.

Ante el reto que representa la transmisión de Misas por internet, el joven sacerdote señaló que durante este tiempo ha tomado cursos para profesionalizar su ministerio en el uso de las redes sociales. Asimismo, ha procurado que en toda la parroquia haya una señal abierta de WiFi.

Estamos derribados mas no vencidos, porque sabemos que este tesoro lo llevamos en vasijas de barro. Aquí es donde se ve el ministerio de la Iglesia; porque aún en la debilidad, en la pandemia, en la negligencia o en la duda (porque muchos no creen en el virus), estamos siguiendo a Cristo. Jesús camina con nosotros en la pandemia”, afirma el padre Muratalla.

@arquimedios_gdl

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1 comment

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Jesús agosto 4, 2020 - 10:14 pm

Ojalá en todas las parroquias siguieran ejemplos como estos. No todos le han puesto esa voluntad, lamentablemente. Es necesario que oremos más por los párrocos.

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