Durante la celebración que apertura la Semana Santa, el Cardenal José Francisco Robles invitó a los fieles a reflexionar sobre su propia interioridad y a ser solidarios en tiempos de crisis. Dijo que Jesús mismo experimentó la sensación de abandono de Dios, pero luego el Padre le resucitó y glorificó.
Sonia Gabriela Ceja Ramírez / Fotos: Yara Martínez
En una circunstancia inédita, el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, celebró hoy domingo 5 de abril, la Eucaristía por el Domingo de Ramos en una Catedral Metropolitana completamente vacía y a puerta cerrada, esto con motivo de la emergencia sanitaria por la pandemia de Coronavirus.

Al inicio el señor Cardenal bendijo algunas de las palmas que portaban sacerdotes miembros del cabildo eclesiástico.
Luego, dentro de la liturgia, tres jóvenes diáconos dieron lectura al Evangelio en el que se narró la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

Cuaresma, camino de fe, de ayuno y de caridad
Durante la homilía, el señor Cardenal se refirió al inicio del triduo pascual y al culmen de la pascua, en el que celebramos la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Explicó que las palmas representan al pueblo que aclama a su rey y lo reconoce como su Señor, pero su verdadera realeza y majestad se manifiestan de modo desconcertante en la cruz.
Señaló que “ante el impacto de la cruz, la fe vacila”, pues da paso al triunfo de la injusticia, de la violencia y del mal.

“De aquí surge precisamente la pregunta inquietante ¿Por qué? ¿Por qué el cúmulo de injusticias agrede al sacrificado tan cruelmente? Sobre la cruz mueren todas las falsas imágenes de nuestra mente humana acerca de Dios. ¿Dónde está su omnipotencia, su perfección, su justicia? ¿Por qué Dios no interviene ante ciertas situaciones intolerables? Es la pregunta que late en la mente y el corazón de muchos hombres ante el mal que nos amenaza y que nos llega ante toda la humanidad.
“¿Por qué? ¿Por qué Dios no interviene, por qué Dios calla? ¿Por qué Dios no nos ayuda a superar tanto mal?
“Solo la fe es capaz de leer la omnipotencia de Dios en la impotencia de la cruz”.
Nuestra fuerza está en el amor que compartimos
Explicó que Jesús amó a tal grado al padre que le fue obediente hasta la muerte, aceptando su proyecto de salvación y por eso murió por nosotros y por nuestra salvación.
“En Jesús se manifiesta el cambio total de las situaciones humanas, la verdadera grandeza del hombre no está en el poder, en la riqueza, en el estamento social.

“La fuerza del hombre, a la luz de Jesucristo, está en el amor que comparte; que es solidario, que es cercano a los hermanos, que se hace servicio a los demás”.
señaló el Cardenal Robles
Y añadió que “Dios vence el dolor y la muerte no quitándolo del camino del hombre sino asumiéndolo sobre sí mismo”.
Vivirla travesía interior
Aseguró que Dios nos sostiene, no debemos olvidarlo. “Y puesto que vamos a vivir estos días santos de una forma muy distinta a como los hemos vivido toda la vida, aprovechemos, hermanos y hermanas, para entrar en el interior de nuestras vidas; reflexionar, examinarnos y pensar nuestro futuro.
“¿Cómo va a ser nuestra manera de vivir el futuro? Cuando todo esto acabe ¿Cómo me voy a desempeñar? ¿Cómo me voy a responsabilizar de mi propia vida en relación con los demás? ¿Cómo voy yo a comportarme en el futuro? Son días de reflexionar.
“En esta ocasión no va a haber el bullicio de la fiesta, de vacaciones, no habrá el ruido estremecedor en los centros vacacionales. Hoy nos vamos a recluir en el interior de nuestros hogares y en el interior de nuestra persona y de nuestra vida”.

El señor Cardenal José Francisco Robles explicó que aunque Cristo experimentó el abandono de Dios, “el Padre lo resucitó, lo volvió a la vida, lo glorificó y vive para siempre”.
El prelado concluyó diciendo que lo que nos enseña el misterio de la pasión es que frente a la debilidad de la Cruz está la fuerza del amor.
“La debilidad de la cruz es la potencia del que comparte, del que es solidario, del que es cercano a los hermanos y del que da su vida en servicio de la salvación de todos”.
“Pensemos también, en esta circunstancia crítica que vivimos qué tanto estamos dispuestos a compartir, a ser solidarios, a ser cercanos con los que menos posibilidades tienen y de qué manera podemos nosotros servir al bien de todos”.
Al término de la celebración Eucarística, se invitó a quienes la siguieron a través de la televisión y redes sociales a vivir las otras celebraciones de la semana mayor desde casa: El Jueves Santo, la Cena del Señor, a las 6 de la tarde. El Viernes Santo, a las 5, el oficio de La Pasión, y el sábado por la noche, a las 8.30, la solemne Vigilia Pascual.