Monserrat M. Cuevas
Ya pasaron 28 años de las trágicas explosiones del 22 de abril en el Barrio de Analco en Guadalajara, herida que no cierra, desgracia para quienes la recuerdan, no sana y tampoco se perdona, ya que cifras oficiales perdieron la vida más de 200 personas, resultado de la indiferencia y falta de atención de las autoridades.
Era cerca del mediodía de aquel miércoles, quienes lo recuerdan y lo platican, aquello parecía zona de guerra, más de trece kilómetros de calles destrozadas a lo largo de 20 cuadras, automóviles que volaron por los aires y quedaron llantas arriba, más de mil 800 personas lesionadas, miles perdieron sus casas y un número indeterminado de personas desaparecidas.

Desde el 14 de abril había denuncias de un fuerte olor a gas que salía de las alcantarillas y drenajes, el 19 de abril el olor de la gasolina era insoportable, pero la respuesta por parte de las autoridades siempre fue indiferente.
Era miércoles 22 de Abril de 1992, a las 10:09 de la mañana, ocurrió la primera de una decena de explosiones que destruyeron más de trece kilómetros de calles, causaron destrozos indescriptibles en más de 20 manzanas.

Según los primeros informes del gobierno, apenas un par de horas después del primer estallido, Pemex se apresuró a señalar como causante de la tragedia a una derrama de hexano realizada por la fábrica de aceite La Central.
Algunos sobrevivientes a esta tragedia, cuentan cómo fueron a advertir a las autoridades un grupo de vecinos y que les dijeron que no pasaba nada.
Según relatos señalan que el olor delataba que algo andaba mal, y que insistieron en que era normal, ese día cerraron algunas calles, y se dijo que no era un goteo de gasolina en las aguas negras como publicó la revista Nacional Greographic.

Quienes lograron sobrevivir a esta tragedia relatan cómo sucedieron los hechos, y en cada recuerdo se hace presente la indignación y dolor por aquel 22 de abril de 1992. Su versión no coincide con la versión del gobierno de entonces, ni con las cifras que anunciaron oficialmente los medios: 210 personas, y que todavía a veinte años de la tragedia siguen reiterando.
En total fueron 15 kilómetros de explosión, pasando por varias colonias, desde Atlas, Velarde, Barrio de la Luz, Barrio de San Carlos, después llegó hasta San Juan de Dios, entre otros.

El número de víctimas, según señalan afectados e incluso vecinos de la zona, no es ni aproximado a la realidad.
Cuando las calles fueron cubiertas por una nube de tierra, arribaron los primeros cuerpos de emergencia; grupos de brigadistas y voluntarios buscaban sobrevivientes. Testigos cuentan que los hospitales no se daban abasto.
La tarde de aquel imborrable miércoles, se autorizó que la maquinaria pesada comenzará a remover el escombro. Para la medianoche ya comenzaban a contabilizarse las primeras cifras de muertos.

Los días siguientes a la tragedia fueron difíciles, pues los habitantes de aquellas zonas se quedaron sin los servicios básicos durante más de dos meses.
Ocho años después de las explosiones en el barrio de Analco, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco emitió la recomendación 16/2000, en la que se identificaron violaciones a los derechos humanos. Esta semana, el organismo propuso crear una comisión de la verdad para esclarecer el hecho.

Cabe señalar que este año por motivo de la emergencia sanitaria no se llevará acabo la ceremonia conmemorativa, pero esto no significa que la fecha se olvide, pues marcó una herida en la historia de los tapatíos.