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Pbro. Germán Orozco Mora

        De viaje de Guadalajara a Chalchihuites, Zacatecas, para conocer el lugar de martirio (1929) del párroco Luis Batis y tres jóvenes laicos de la Acción Católica Mexicana (ACJM), el viaje es largo y accidentado. Es una región: Jalisco, Zacatecas y Durango. Al detenerse buen tiempo el camión en Sombrerete, no podía creer lo que decía el Sol de Durango: “En Durango todo mundo sabe dónde está el Chapo Guzmán; menos la Autoridad”.

        La declaración era de don Héctor González, arzobispo de Durango. Fue durante el sexenio del Presidente Calderón y el cardenalato del Sr. Norberto Rivera, originario del clero de Durango.

Un Obispo “incómodo”

Mons. Héctor González

        La cosa pues se puso color hormiga y  don Héctor González fue turnado a la PGR y a la Arquidiócesis para que explicara el asunto. El Chapo se había fugado de Puente Grande al iniciar el sexenio de Fox (2000-2006), y se paseaba como Pedro por su casa. Las palabras del sabio Arzobispo durangense fueron demoledoras en el sentido de que la autoridad no hacía ni sigue haciendo nada. Fíjese usted, ya en aquel tiempo de Fox, un alto directivo de la PFP se llamaba Alejandro Gertz Manero.

        Don Héctor González fue obispo de Campeche, Arzobispo de Oaxaca; montado en burro se le veía recorrer, en huaraches, la Sierra.

Desde antes del crimen del Cardenal Posadas, en mayo de 1993,  La Iglesia ya había publicado un libro que tuvimos la dicha de regalar a don Jesús Blancornelas en su oficina del Semanario Zeta de Tijuana, ‘El Narcotráfico, un reto pastoral’. El texto incuye documentos de denuncia sobre el crimen organizado, y cómo en América Latina los narcotraficantes obligan, por la pobreza rural y campesina, a que se siembren estupefacientes, amapola, mariguana. Así, Latinoamérica y México han estado destruyendo familias, jóvenes, niños, comunidades desplazadas por el crimen organizado ante la complascencia y participación de las mismas autoridades.

        Es el caso de regiones jaliscienses como Mascota en donde personajes de la vida política, como el hijo del exgobernador de Jalisco Zuno Arce, sobrino del expresidente Echeverría, abarrotó la serranía de Mascota con sembradíos de mariguana y amapola. Además de albergar, como ahora, centros de “formación”de sicarios al servicio de cárteles como el Jalisco o la Familia Michoacana.

El asesinato del Cardenal Posadas

        El Gobierno mexicano ha sido ejemplar en este sentido, sobretodo los políticos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y PRD. Beltrones en Sonora, Villanueva en Quintana Roo, Toledo Corro en Sinaloa, los Moreira en Coahuila, Duarte en Chihuahua, el hermano del ex gobernador de Baja California Sur; infinidad de políticos como los Leyva Mortera en Baja California, a decir de don Jesús Blancornelas le abrieron las puertas al Narcotráfico, específicamente a los Arellano Félix.

        En 2018, se cumplieron veinticinco años del crimen del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, que en declaraciones al Sol de México, el ex presidente Salinas afirmó que “no fue un crimen de estado, sino un crimen de la masonería a través de funcionarios públicos como Fernando Gutiérrez Barrios”.

        Curiosamente en Morelos, siendo gobernador el General Carrillo Olea, sospechoso con Beltrones del crimen del Cardenal, el de Morelos fue desaforado. Pues junto con Miyazawa, el ex director de antisecuestros de la Procuraduría morelense, fue pillado como quien dirigía los mismos secuestros. Miyazawa y Gutierrez Barrios, fueron seleccionados por el ex presidente Miguel Alemán del Colegio Militar para “servir a la Patria”.

        Don Ramón Godínez Flores, Obispo Auxiliar de Guadalajara durante la tragedia del Cardenal Posadas Ocampo, ya como Obispo de Aguascalientes, a pregunta de la prensa sobre las narcolimosnas, don Ramón se refirió al dinero que la gente deposita en las alcancías y en las canastas durante la ofrenda en Misas: vaya a usted a saber quien y cuanto deposita. A eso se refería el Obispo, que como todos somos pecadores nuestra limosna se purifica al ser depositada; diría Jesús “con el dinero tan lleno de injusticias haganse amigos que cuando mueran los reciban en el cielo”. No se refería el Obispo al dinero mal habido y que las autoridades pueden confiscar como dinero de procedencia ilícita.

Rechazo de la Iglesia al dinero ilícito

        Santos como el mexiquense San José María Yermo y Parres, y miles de santos como San Martín de Porres, siempre salían a mendigar dinero entre la gente que quería ofrecerles bienes o dinero; la cosa es muy diferente cuando algún sacerdote u Obispo, sabiendo el origen del dinero del narcotráfico, delincuencia organizada o mal habido, por ejemplo las “limosnas”de los ricos ladrones y políticos, los acepta. Ahí si hay que tajantemente rechazarlos, con prudencia pero con decisión.

        Desde 2018, la Iglesia, en especial el Sr. Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo Emérito de Guadalajara ya no han tocado el tema del Sr. Posadas Ocampo, por la razón que la Iglesia Católica ya sabe quienes y por qué ordenaron el crimen del entonces  Arzobispo de Guadalajara en 1993. En la red, en formato PDF, se puede encontrar la verdad en el libro: “Los Chacales, la mafia que ordenó el crimen del Cardenal Posadas”. No hay que creerse todo, hay que informrse, porque hay algunos expertos que “tragan santos, y cagan diablos”.

@arquimedios_gdl

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