Román Ramírez Carrillo
Estamos en una fuerte polarización política y social, con el país dividido entre los que apoyan a la 4T y los que están en contra. Una expresión de esta tensión es la que ha generado el sistema de partidos políticos al configurar una doble alianza de coaliciones enfrentadas entre sí para pelear las elecciones de 2021.
Uno de los grandes males del país es la violencia contra las mujeres, así como el mal desempeño del Tribunal Electoral, la desaparición de los fideicomisos, la subcontratación, la legalización de la mariguana y otros problemas importantes como la fuerte presencia de los militares en todos los ámbitos del país.
El acontecimiento durante la mayor parte del año 2020 ha sido la pandemia. La crisis de salud ha cambiado hábitos y rutinas; transformó las condiciones de vida, y nos ha enfrentado a un futuro de incertidumbre y miedo.
El Covid-19 ha obligado al gobierno a hacer inversiones para lograr una reconversión hospitalaria y evitar que el sistema de salud colapse, como sucedió en otros países. Las vacunas han empezado a llegar a nuestro país, son muy pocas vacunas para cubrir la demanda.
México se encuentra entre los países con más muertes por Covid: estamos en cuarto lugar mundial de muertes totales, y en el análisis por millón de habitantes, nos ubicamos en el décimo sitio.
La gente sigue deseando un cambio de fondo en nuestro país y quiere que los candidatos a la cámara de diputados federal del 2021 y los aspirantes a munícipes, aborden los temas sociales urgentes y no los temas ideológicos y de poder de los partidos políticos.
Se requiere innovar en una visión de Estado ya que las elecciones en México están aún lejos de ser ejercicios en donde la cultura cívica y el involucramiento de las personas en la arena pública se favorezca, por el contrario, la sensación de muchos ciudadanos es de profunda insatisfacción después de las elecciones.
Para que ocurra un verdadero cambio social, es indispensable una ciudadanía solidaria y comprometida con el bien de todos, sin lo cual no puede darse el bienestar individual.
Los ciudadanos mexicanos debemos ser capaces, de construir una visión crítica, orientadora en situaciones de conflicto nos falta organización pacífica, unidad de criterios, perseverancia y reclamo de resultados. Debemos protestar, pero también hacer de la no violencia un estilo de vida.
Compromisos y posicionamiento de Semanario
En Semanario promovemos la participación política como una traducción de la fe y del compromiso social cristiano.
Apoyamos y alentamos los espacios de reflexión en las comunidades y grupos eclesiales donde se analicen los procesos en torno a las campañas políticas y las propuestas de los distintos grupos políticos, sobre todo a nivel local.
Semanario informará y opinará sobre la agenda de prioridades sociales, que presenten los partidos políticos y sus candidatos a puestos de elección, desde la doctrina social de la Iglesia, con la finalidad de participar activamente en la vida política, con independencia de quien resulte vencedor en la contienda.
Semanario promoverá la agenda de la iglesia respecto a las prioridades sociales que los Obispos de México han manifestado en diversos documentos, y se resumen en 8 puntos:
- La defensa de la vida y dignidad de la persona en todo momento (violencia intrafamiliar que especialmente lastima a la niñez y a las mujeres).
- La batalla contra el nuevo modelo cultural que pretende desnaturalizar el matrimonio y la familia.
- La defensa de la libertad religiosa.
- La defensa de migrantes y refugiados.
- La protección del medio ambiente.
- Promoción de una economía con rostro humano, y la denuncia de la economía que agrede a las familias y es incapaz de otorgar trabajos dignos.
- Concientizar sobre la expansión de la guerra de media intensidad (búsqueda de desaparecidos y la exigencia de un marco jurídico contra la desaparición forzada).
- La lucha contra la corrupción y la impunidad. Ninguno de estos elementos es renunciable e implican un compromiso de fondo de todos los católicos.
A lo largo del territorio nacional, se observa un cansancio ante el clima de polarización y enfrentamiento que se vive en los últimos dos años. Es tarea pendiente vincular la no violencia como política para la paz en todas nuestras regiones. Hace falta mostrar, como ciudadanos, una exigencia serena, pero firmemente sostenida con la acción social.
(DESTACAR EN CUALQUIER PARTE DEL TEXTO)
Insistiremos desde nuestros espacios informativos como Semanario, Arquímedios Web, Redes Sociales y en todos los espacios eclesiales, que es necesario participar activamente en política; que es un delito vender el voto y que nadie puede obligar a nadie a votar por ningún partido político, ni a ser coaccionado a través de programas sociales.
El proceso electoral del 2021 es una oportunidad para lograr un cambio solidario, quieren elegir a personas libres, independientes, pensantes, para construir un modelo de co-gobierno capaz de estremecer y sacudir a los partidos, sacarlos de su espiral de corrupción y persistente impunidad.