El Espíritu viene sobre ellos infundiéndoles la fuerza de «anunciar la pa- labra de Dios con toda valentía». También nosotros debemos «creer» que nuestra existencia cristiana no puede ser distinta a la de nuestro divino Maestro…
"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"