XI DOMINGO
Pbro. J. Jesús Suárez Arellano
INTRODUCCIÓN POR EL CELEBRANTE
Vivimos en el tiempo de la eficiencia y los resultados inmediatos. Pero una planta o un árbol necesitan tiempo para crecer; y las relaciones humanas no pueden construirse, ni nuestros problemas resolverse, de la noche a la mañana. También la gente necesita tiempo para crecer y cambiar. Afortunadamente, Dios es paciente con nosotros. Pero nosotros debemos ser pacientes con nosotros mismos y unos con otros y permitir a los demás, a la Iglesia, al Reino (de la justicia, el amor y la paz) el tiempo necesario para crecer y dar frutos. Debemos aprender a esperar con confianza. Dios nos asegura que la semilla brotará y que dará fruto y que el pequeño retoño se convertirá en un gran árbol que anide a las aves.
Después de preparar la tierra y sembrar la semilla, el sembrador abona y arrancar las malas hierbas y espera pacientemente hasta el tiempo de la cosecha. Jesús sembró las semillas de amor y justicia, pero los resultados no son aun visibles. Debemos ser pacientes, como Dios es paciente, y no rendirnos. Confiemos en que el Reino florecerá. Mientras tanto, tenemos que crecer y convertirnos en árboles con ramas tan grandes en las que otros pueden encontrar abrigo y dar frutos.
Con Jesús, demos gracias a Dios por ser tan paciente con nosotros, y pidámosle que sepamos ser pacientes con nosotros mismos y con nuestros hermanos.
SALUDO
Dios, el divino sembrador, actúa en nosotros y puede realizar más de lo que pedimos o imaginamos.
Que este Señor Jesús esté siempre con ustedes. R/ Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Reconozcamos, en silencio, que con demasiada frecuencia hemos sido impacientes y violentos con nosotros mismos, con los otros, con nuestro mundo y, a veces, hasta con el mismo Dios… Y pidamos perdón al Señor, el paciente sembrador, por todos nuestros pecados. (Pausa)
• Señor Jesús, tú nos das a cada uno el tiempo necesario para madurar en nuestra fe y entrega. Señor, ten piedad. R / Señor, ten piedad.
• Cristo Jesús, tú das a tu Iglesia tiempo para crecer en unidad y en espíritu de servicio. Cristo, ten piedad. R/ Cristo, ten piedad.
• Señor Jesús, tú das a nuestro mundo tiempo para crecer en paz y justicia. Señor, ten piedad. R/ Señor, ten piedad.
Sigue siendo paciente con nosotros, Señor, y perdónanos todos los pecados que hemos cometido contra ti y contra nuestros hermanos. Llénanos de esperanza para trabajar por el bien común y llévanos a la vida eterna. R/ Amén.
LECTURAS
Ezequiel 17, 22-24: El Señor tomará un retoño pequeño y de él hará creer un árbol grande y magnífico… con esto nos demuestra que humilla a los altos y eleva a los pequeños; seca a los lozanos y hace florecer a los secos… Con los pocos que le sean fieles hará obras grandes…
Salmo 91: Si somos justos Dios nos hará florecer y dar frutos aún en su vejez… Seamos agradecidos y proclamemos su misericordia y su justicia…
2 Corintios 5, 6-10: La fe y la confianza nos mueven a esforzarnos por agradarle a Dios en medio de este destierro en el que nos encontramos, ya que Él nos juzgará sobre lo que hayamos hecho en esta vida…
Marcos 4, 26-34: Jesús nos habla del Reino de Dios con dos parábolas:
1) la semilla que un hombre siembra y “sin que él sepa cómo” germina y crece y la tierra, por sí sola, va haciendo madurar la planta y, finalmente, produce fruto… y
2) la semilla de mostaza que, aun siendo pequeña, produce un arbusto que crece hasta anidar pájaros…
Jesús explica con ejemplos muy sencillos que, a pesar de que algunas veces no lo parezca, la Palabra de Dios dará abundantes frutos para bien de todos…
ORACIÓN DE LOS FIELES
Hemos reflexionado en cómo una minúscula semilla necesita tiempo para llegar a ser un árbol y en que es el Señor quien da la fuerza para crecer. Por eso, oremos llenos de confianza para pedirle al Sembrador por sus campos de cultivo y digámosle: R/ Señor, que venga a nosotros tu Reino.
1. Para que la chispa de la fe de quienes han abandonado la Iglesia permanezca encendida en sus corazones y crezca de nuevo convirtiéndose en una luz brillante que los guíe de vuelta a Dios y a sus hermanos. Oremos. R/ Señor, que venga a nosotros tu Reino.
2. Para que la tímida semilla de la paz, sembrada en tantas partes del mundo en guerra, crezca de nuevo en un esfuerzo floreciente de diálogo, humildad y mutuo entendimiento y así podamos ver con gozo el fin de las guerras y los conflictos para bien de las poblaciones civiles. Oremos. R/ Señor, que venga a nosotros tu Reino.
3. Para que nuestras escuelas implanten en los corazones de nuestros jóvenes la semilla del amor generoso y servicial, y que el Señor bendiga a los educadores que colaboran en esta importante tarea. Oremos. R/ Señor, que venga a nosotros tu Reino.
4. Para que los misioneros sigan sembrando la semilla de la Buena Noticia en un mundo que con frecuencia se muestra indiferente y hostil al evangelio. Oremos. R/ Señor, que venga a nosotros tu Reino.
5. Para que no nos desalentemos ni nos cansemos de sembrar la semilla de la justicia y del amor en nuestras comunidades. Oremos. R/ Señor, que venga a nosotros tu Reino.
6. Para que las semillas de la caridad y de la unidad sigan naciendo y creciendo en nuestras comunidades, hasta que lleguemos a ser un solo corazón y una sola alma. Oremos. R/ Señor, que venga a nosotros tu Reino.
Señor, sé paciente con nosotros y da a las semillas que tu Hijo ha plantado en nuestros corazones el tiempo y la fuerza para crecer y poder servir a los demás. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. R/ Amén.
INVITACIÓN A ORAR CON EL PADRENUESTRO
Con Jesucristo, pidamos al Padre que venga a nosotros su Reino, aunque nos parezca lento su crecimiento. R/ Padre Nuestro…
INVITACIÓN A LA COMUNIÓN
Este es Jesucristo, la semilla sembrada en el mundo, semilla que murió y resucitó para dar frutos de vida eterna.
Dichosos nosotros por poder recibirlo ahora en comunión como alimento para nuestro crecimiento y entrega cristiana. R/ Señor, no soy digno…
DESPEDIDA Y BENDICIÓN
Hermanos: al mirar nuestros esfuerzos y la obra de Dios en nosotros, descubrimos que necesitamos paciencia, humildad y generosidad.
Ciertamente, nuestros esfuerzos no son inútiles, pero, cuando se trata de cultivar el Reino de Dios, tenemos que recordar y respetar que Dios es el Sembrador: él planta, él hace crecer y él recogerá la cosecha…
Él espera que nosotros aceptemos las buenas ideas que su palabra nos ha inspirado hoy y que colaboremos para ayudar a nuestros hermanos…
Y para esta tarea que los bendiga el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo. R/ Amén.
Que nuestra confianza en Dios nos sostenga siempre, vayamos en la paz. R/ Demos gracias a Dios.