upc4
En el 2018 el actor Jesús Hernández Márquez recibió el
Premio Jalisco a la Cultura

JOSÉ DE JESÚS PARADA TOVAR

Aunque el arte escénico ha venido muy a menos en la vida social como instrumento cultural y artístico, al igual que como medio de entretenimiento, resulta mucho más notoria su virtual desaparición en los planes eclesiales a manera de recurso educativo, evangelizador e integrador de la comunidad, cuando en otros tiempos se capitalizaba el enorme potencial de los grupos de acción católica en sus diversas ramas y edades, así como la enorme riqueza de sus activos al contar también con amplios salones de actos o cuando menos de suficiente aforo.
Tal se desprende, entre otras consideraciones, de lo expresado por Jesús Hernández Márquez, el actor de teatro y cine recientemente agregado, con todos los honores de su brillante trayectoria, a la Compañía Nacional de Teatro, CNT, junto con el histrión y dramaturgo español Daniel Giménez Cacho y la actriz Blanca Guerra Islas.

Nuestro entrevistado, tapatío de pura cepa, oriundo del barrio y Parroquia de San Felipe de Jesús, corazón del antiguo oblatos y del sector Libertad al oriente de Guadalajara, durante 60 años ha escenificado alrededor de un centenar de obras de teatro y casi otro tanto de corto y largometrajes, incluyendo varias cintas exhibidas en carteleras y cines nacionales y extranjeros (una de las más recientes: “Mirando al cielo”), lo que le valió ser incorporado de por vida al privilegiado elenco de artistas.

CLARA DEFINICIÓN
Con rotunda convicción, asienta: “Mi satisfacción, orgullo y agrado de pertenecer a la Compañía sintonizan con ella por defender la teatralidad a toda costa. El teatro es una necesidad innata, instintiva, que se da en la educación desde el hogar mismo a través de los padres por efecto de la imitación, y lo ve uno incluso en los animalitos. Este instinto de la mimetización y de la teatralidad influye para la unión en la comunidad, por más pequeña que sea”.
“De ahí la importancia de abrir la verdadera humanidad para el hombre, y el arte tiene esa cualidad que
está abajo y sobre la razón, con esa fuerza tremenda de lo que somos conjuntamente. Y es que el arte no es individualista, sino comunitario y genera identidad colectiva. Respecto al cine, es algo muy hermoso que se crea con todas las nuevas tecnologías, incluso haciéndolo desde el celular, con toda la belleza plástica de las imágenes, que implica actuación, desde luego, pero que se da como un sucedáneo precisamente a partir del teatro”.

SEDIMENTO BARRIAL Y ECLESIAL
Alumno de la Primaria Parroquial “García Moreno”, Chuy Hernández, a inicios de la sexta década del siglo pasado, ya ganaba los concursos de declamación, que luego ratificó, junto con los de oratoria, en los certámenes interparroquiales en honor de San Felipe de Jesús, organizados a nivel diocesano por la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, ACJM, a la cual perteneció en San Felipe. Cursando la secundaria en la escuela “Gómez de Mendiola” (subvencionada por la Arquidiócesis), comenzó a roturar su camino hacia los escenarios, protagonizando numerosas piezas, al grado de que un profesor lo apodó “El albañil” al faltar seguido a clases “por estar en la obra”.
No obstante, la semilla germinó esencial y productivamente al presenciar y disfrutar muy frecuentes escenificaciones –muchas, correspondientes al enorme y variado repertorio del teatro salesiano, pero también otras de autores clásicos o en boga–, representadas en el espacioso teatro de San Felipe de Jesús, cuyo Párroco, don Rafael Meza Ledesma, propiciaba ese esparcimiento a su feligresía, echando mano de seglares aprendices y de otros avezados. Entre estos últimos, José Guadalupe Brambila Barragán y Gabriel Gutiérrez Mojica, los primeros mentores de Hernández de modo
formal.

Icónica resultó, en el arte teatral, la Tradicional Pastorela que se recompuso de varios textos y cantos, rescatada de Etzatlán (la tierra del Sr. Cura Meza), y que se representó durante 20 años continuos en ese foro sanfelipense; luego en otros ámbitos parroquiales tapatíos y foráneos, provocando el interés actoral sucesivo de centenares de muchachos y muchachas, algunos de los cuales también se hicieron profesionales, como José Leal García y Jaime López Delgadillo, entre otros. En aquellas tablas, Hernández Márquez personificó, en sus pininos, al ermitaño, a un pastorcito y a uno de los diablos. Posteriormente, por 40 años más, Gabriel Gutiérrez presentó la Pastorela en múltiples escenarios, incluso con consagrados histriones.

Sin embargo, el entrevistado advierte: “Que conste, no es que nuestros tiempos hayan sido la edad de oro o que necesariamente antes todo era mejor. Pero, por ejemplo en San Martín de Tours, en San Vicente, en San Juan Bosco, en San José de Analco, en La Purísima Concepción, en Talpita, por supuesto en San Felipe de Jesús, solamente por mencionar algunas Parroquias del oriente de la ciudad, había grupos que hacían teatro, y eso hacía notables a Curas interesados en promover, o al menos permitir, el usufructo de sus escenarios mediante obras teatrales, aunque específicamente no las financiaran.
“Lo cierto es que las modernas formas de comunicación, predominando las redes sociales, han llegado y se han impuesto en todos los ámbitos de autoridad. Claro que hay que integrar la Internet a nuestra vida, pero no es posible ni deseable que nos quedemos convertidos o reducidos a seres de web nada más. No existe sino inter-net y nada de extra-net”.

@arquimedios_gdl

TE INVITAMOS A FORMAR PARTE DE LOS

Comunicadores Parroquiales

Los cuales promueven la Pastoral de la Comunicación en sus Parroquias

Dirección

"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"

Papa Francisco

Copyright @2023 – Todos los Derechos Reservados.