
Lupita:
Con inmensa alegría he escuchado a mi hijo compartiendo su testimonio de vida en el que muestra cómo Dios pudo hacer de él un hombre nuevo. A sus 28 años se había perdido en el alcohol, drogas y lujuria. Yo me acerqué mucho a Dios y a la oración rogando por su conversión desde hace 15 años, pienso en la cantidad de veces que ya no podía rezar, que ya no podía llorar… Dios me dio la gracia de perseverar y para gloria suya estoy viendo frutos por fin. Mi hijo está sobrio desde hace un año y todo indica que seguirá así. Gloria a Dios!
Maribel E.
Hermana mía, Maribel:
“Las cosas siempre acaban bien, si en este momento están mal, es porque no han acabado”. Kairós es un concepto que surge en la filosofía griega y que aplicado al cristianismo significa: momento adecuado u oportuno que se asocia con el “tiempo perfecto de Dios”.
¡Tú te rendiste al tiempo de Dios! Pusiste tu fe, tu confianza y esperanza en el Señor y por eso perseveraste en oración. Dios sabe sacar bienes de males y ha elegido a tu hijo para bendecir a muchos.
En su carta a los romanos, San Pablo nos recuerda que Dios va disponiendo todo para el bien de los que le aman (rom. 8, 28). Esto significa que, si cumplimos sus mandatos, hemos de vivir llenos de esperanza porque es haciendo Su voluntad como Él reina y triunfa en nuestras vidas.
Como madres de familia tenemos un ejemplo fundamental en Santa Mónica que, además de poner límites claros y ser firme en sus convicciones, por más de 20 años rogó por su hijo Agustín. San Ambrosio pronunció para ella las palabras que nos consuelan tanto: “no te preocupes Mónica, un hijo de tantas lágrimas no puede perderse”.
Tu carta es un aliento poderoso para quienes se perciben cansados de esperar. Nos recuerdas que el tiempo de Dios es perfecto y que nos corresponde hacer Su voluntad poniendo en juego lo que está en nuestras manos y cediendo con serenidad a Su poder lo que no podemos hacer por nosotros mismos.
La Biblia dice: oren sin cesar (1 Tes. 5, 17), y está repleta de historias en las que hombres y mujeres de oración lograron incluso cambiar el rumbo de la historia.
No nos cansemos pues de hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos si no desmayamos (Gál. 6, 9).
Lupita Venegas/ Psicóloga
Facebook: lupitavenegasoficial