Un compañero alegre, dedicado a su ministerio, a quien le gustaba cantar y que buscó especializarse en psicología para servir mejor a sus fieles. Descanse en paz.
Pbro. Eduardo Pajarito González
El miércoles 24 de febrero fue llamado a la casa del Padre Eterno, el presbítero José Carlos, con apenas 41 años de edad y 10 de ministerio sacerdotal, víctima de complicaciones derivadas de la COVID-19. Tras un mes de haber estado hospitalizado, recibió la invitación a gozar del premio de la vida eterna.
Un joven de sonrisa natural, muy franco y sincero a su más puro estilo norteño, originario de Bacum, Obregón, Sonora, lugar en el que nació el día 6 de julio de 1979. Fue hijo de don Julio Muñoz y doña Estela Mendoza, el segundo hijo de una familia de tres hermanos, dos mujeres y un hombre.
De seminarista religioso a sacerdote diocesano
Ingresó al Seminario de los Religiosos de la Virgen de Fátima, con los cuales llegó a Guadalajara para cursar los estudios de Filosofía como alumno externo en nuestro Seminario Diocesano. Fue así como lo conocimos y comenzamos a convivir con él. En septiembre de 2004, al comenzar la Teología, decide ingresar como seminarista diocesano y se integra a nuestro grupo para caminar juntos en la formación y en la amistad.
Recibió el orden del diaconado en diciembre de 2009 y prestó su año de servicio en la parroquia de la Virgen de la Caridad del Cobre.
El 23 de mayo de 2010 fue ordenado presbítero, teniendo como primer destino la parroquia de Santo Niño de Atocha. Posteriormente se desempeñó como vicario parroquial en las comunidades de la Santa Cruz en Guadalajara, Atequiza, San Enrique Emperador, El Señor de la Salud, Los Santos Reyes en Cajititlán, Santa Faustina Kowalska y Santa Cecilia en Tonalá, su último destino ministerial.
De vocación alegre
Un sacerdote con el don y el gusto por la música y el canto, curso además la licenciatura en Psicología e inició una maestría en el mismo campo con el propósito de poder ayudar mejor a los fieles.
Cercano a todos, con un detalle o palabra para cada uno, sencillo y carismático con los niños, saludaba siempre con su frase más recordada para con nosotros, sus compañeros y amigos, así como para los feligreses: “no quiero ver caritas tristes”.
Fue despedido el jueves 25 de febrero, con una Misa presidida por el señor Obispo don Manuel González Villaseñor, y concelebrada por alrededor de 35 sacerdotes. En la Eucaristía, Monseñor recordó algunos pasajes de la vida del padre José Carlos, y nos dio el aliento y esperanza en la resurrección.
Padre Carlitos, nos tendrás que decir desde el Cielo nuevamente que “no quieres ver caritas tristes”, aunque de momento es imposible no estarlo ante tu ausencia física. Gracias a la fe, sabemos que descansas en el Señor y desde allá intercederás por nosotros, platícale a Dios de nosotros, tus amigos y compañeros y feligreses. Que Dios le conceda el premio de los servidores fieles, que descanse en paz.
Ayúdanos a rendir homenaje a nuestros presbíteros fallecidos. Si te gustaría escribir sobre algún sacerdote recientemente fallecido o nos puedes aportar datos sobre su vida y ministerio, comunícate con nosotros.
Escríbenos al correo: semanario2007@hotmail.com o llámanos al 33-3002-6470.
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Descanse en paz
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