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Pbro. Francisco Ramírez Yáñez*

El papa Francisco (2017) exhorta a los padres diciendo “te suplico, no vivas sólo por tus hijos. Encuéntrale otro significado a la vida…” Parece contradictorio en el marco del mes del padre, en el que valoramos y exhortamos la figura paterna: la necesidad de estar presente, de que los hijos tengan la certeza de que son amados y valorados por su padre, que éstos jueguen y platiquen con ellos, pendiente de sus necesidades, comprensivo, tolerante, entre otras cosas. Pero –dice el Papa-  no se debe descuidar que son individuos con vida propia, con una vocación y proyecto personal.

En un contexto que bombardea a los niños y jóvenes con “ídolos” y “tópicos” que muestran una falsa identidad, y con ella, una simulada felicidad, se hace necesarios referentes claros para ellos, porque “el ejemplo no es la cosa más importante que influye sobre otros. Es la única cosa” (Albert Schweitzer). La admiración, el testimonio, el ser educador, modelo a seguir, es la mejor forma de amar a los hijos, pero nadie da lo que no tiene, de ahí la invitación a que los Padres, se preocupen y ocupen por vivir su vida, por no dejar de crecer y de crear.

Los padres se pueden preguntar: ¿qué imagen se le viene a la mente de tu hijo cuando te ve? O planteado de otra manera, cuando a tu hijo le hablan de lealtad, honestidad, integridad, respecto, familia, trabajo, servicio, solidaridad, plenitud de vida… ¿el referente que tiene en la mente es la de su Padre? Pero estas respuestas, sólo las pueden dar los hijos, habrá que preguntarles a ellos.

Lo que sí podemos y debemos reflexionar es en aquellas preguntas que están en relación con nuestra realización personal, con aquello por lo que “vivimos, nos movemos y existimos”, a lo que le invertimos y dedicamos nuestras horas, tiempo y días, en aquello que buscamos la trascendencia y el sentido de nuestra vida. Por ejemplo, tomando algunas de las dimensiones de nuestra vida:

En mi trabajo, ¿despliego toda mi capacidad como persona? ¿Me experimento creativo, productivo, innovador en aquello que es mi fuente de ingreso y a lo que dedicó gran parte de mi jornada?

Con mi compañera de vida, a la que prometí “amar y respetar”, ¿disfruto de compartir con ella mis luchas y sueños? ¿procuro momentos de encuentro, comunión, de gozo y recreo? ¿Me sé amado y estoy agradecido de poder amar?  ¿Cómo alimento y cuido el amor?

En lo personal, con respecto a la dimensión espiritual y capacidad simbólica ¿encuentro sentido a la vida? ¿descubro su valor y el aporte de la misma a la sociedad? ¿busco fortalecer los valores –las virtudes- a través de actividades y encuentro con los otros? en las dificultades y sufrimiento que conlleva la vida ¿me da respuesta positiva mi fe?

Y podríamos seguir… es importante reconocer que la paternidad es un don y una tarea, la cual hay que cumplir ocupándonos y preocupándonos por lo fundamental: la realización de nuestra vida de acuerdo al proyecto de Dios, que incluye y considera todas las dimensiones de la persona, incluido Ser Padres. Ser ejemplo, prototipo, modelo a seguir, es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos, de los cuales confiamos escuchar decir con orgullo: “cuando crezca, deseo ser como mi Papá”.

*Rector del Sistema UNIVA y Presidente de la ODUCAL

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