SERGIO ESTRADA
CORRESPONSAL CDMX
En su visita a México, el Cardenal guineano Robert Sarah presentó la conferencia: “Testigos de la verdad en un mundo en crisis”, el pasado 26 de Junio de 2023, en la Universidad La Salle de la Ciudad de México. Señaló que ante la confusión y la ambigüedad en la enseñanza doctrinal y moral muchas personas se han olvidado de Dios y consideran sus vidas como individuales y aisladas.
“Buscan el placer fugaz y un bienestar humano, esencialmente material y esto provoca un vacío, estando espiritualmente en bancarrota y nos sentimos obligados a retirarnos del mundo. Nos retiramos del mundo y de sus ilusiones no por desprecio sino por buscar la verdad de Dios y el hombre”, puntualizó el Cardenal Sarah.
El Purpurado explicó que nos vemos en la necesidad de esforzarnos para acercarnos continuamente y más a Cristo.
REGRESAR AL ORDEN DE GÉNEROS
El Cardenal Sarah subrayó que junto con la naturaleza estamos en guerra, pero al mismo tiempo se destruye al hombre, al matrimonio y a la vida. El ser humano rechaza aceptarse en su propia identidad de hombre o mujer y se preguntó: ¿el aborto es legal, pero de verdad creemos que matar a un niño inocente es una cosa buena?
En la naturaleza de géneros, el ex prefecto de la congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos expresó: “El transhumanismo quiere hacer del hombre una maquina, un superhombre, de esta manera el hombre moderno ha iniciado una guerra contra Dios y el hombre”.
ANTÍDOTO ANTE LAS ADVERSIDADES
El Cardenal guineano, dijo que el arma de toda persona es la palabra de Dios: “Así para poder combatir, debemos estar equipados adecuadamente y nuestra arma es la palabra de Dios en la oración silenciosa del estudio meditado de la palabra de Jesús Eucaristía, en el silencio entramos a la presencia de Dios en nuestros corazones. En el silencio, todos los ruidos, las distracciones y aún las preocupaciones más legítimas, ahí aparece la luz del Evangelio”, expresó.
Añadió que para la restauración, basta escuchar la palabra de Jesús, ya que Cristo no solo está en el pensamiento, o cuando nos reunimos para la Misa, Él está presente realmente, visiblemente, sacramentalmente y físicamente en cada uno de nosotros.
