Nicolle Alcaraz
En nuestro país han sido aprobadas 9 vacunas. Ante tal variedad, no es de extrañarse que realicemos comparaciones entre cada una de estas alternativas y terminemos por preguntarnos, ¿cuál de estas es la mejor opción? o, en su defecto, ¿no sería buena idea emplear todas para cerciorarnos de obtener una mejor protección?
Entendiendo el funcionamiento de las vacunas
Existen 3 principales tipos de vacunas contra el Covid-19, las cuales son clasificadas según su funcionamiento. Sin embargo, todas tienen en común el propósito final: ayudar a que nuestro organismo cree sus propios anticuerpos capaces de combatir a la enfermedad cuando lo requiera.
En primer lugar, están las llamadas vacunas de subunidad proteica o virus inactivado, las cuales fueron las primeras en existir en la historia de la humanidad. Estas ingresan a nuestro sistema partes del virus o, inclusive el virus entero, el cual ha sido previamente desactivado, para que al momento de integrarse a nuestro cuerpo no pueda herirnos. Pero, al ser un ente extraño, nuestro sistema inmune comienza a “atacarlo” y desarrollar los anticuerpos necesarios para poder defenderse tanto en ese momento, como en episodios futuros. Ejemplo de este mecanismo es Sinovac.
Por otro lado, están las vacunas vectoriales. Estas usan a otro tipo de virus, como puede ser el de catarro o alguna otra enfermedad inofensiva, a manera de “maleta” a través de la cual se transportan pequeños fragmentos del virus de Sars-Cov-2, nuevamente desactivados, para emprender el viaje rumbo al interior de nuestro cuerpo y, una vez ahí, permitir que el organismo comience su producción de defensas, siendo las más conocidas Astra Zeneca y CanSino.
Por último, están las vacunas de ARN mensajero, las cuales, antes de la pandemia, no habían sido empleadas en humanos. Sin embargo, son sumamente seguras, pero tienen la desventaja de que deben ser preservadas en temperaturas muy frías, por los menos -60°C, para no perder su efectividad.
Estas, a diferencia de las dos alternativas anteriores, trabajan con el ARN, el cual es el responsable de hacerle llegar a nuestras células la información necesaria para que se repliquen efectivamente. Es así que añaden a las instrucciones previamente establecidas una orden adicional: crear espículas en la capa exterior de este elemento microscópico, las cuales son los bracitos alrededor de la molécula del coronavirus en forma de corona. Por lo que nuestro cuerpo los detecta como estructuras invasoras y, al igual que en los casos ya mencionados, comienza con su proceso de protección. Tanto Pfizer como Moderna emplean dicha estrategia.
Mezclar, ¿una buena idea?
Por otro lado, a la hora de aplicar las vacunas, existen dos tipos de estrategias que pueden ser empleadas. En primer lugar están las pautas homólogas, las cuales se refieren a la aplicación de un mismo medicamento y/o compuesto para todas las dosis que una persona requiera. Mientras que, por otro lado, está la pauta heteróloga, que se refiere a la administración de diferentes tipos de vacuna en un mismo sujeto. Como podría ser emplear la dosis única de CanSino, y complementar con Pfizer, ya sea el esquema completo a tan solo un pinchazo.
Esta última alternativa está siendo revisada por diferentes laboratorios, a través de ensayos clínicos como lo es el titulado Com-COV2 de la Universidad de Oxford, con el fin de determinar si es una estrategia recomendable. Sin embargo, esto no es una alternativa nueva, debido a que ya ha sido empleada para otro tipo de enfermedades, como es el caso del virus del VIH, responsable del Sida, en donde se ha demostrado que esta alternativa, denominada refuerzo primario heterólogo, es útil para enfermedades de esta naturaleza. Aun así, en lo que respecta a la pandemia en pie, acorde a la Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no existe información suficiente respecto a los posibles beneficios de la combinación de vacunas. Además, según la profesora adjunta del área de biología en la Universidad de Drew, Brianne Baker, el problema con administrar dos dosis diferentes “no sería necesariamente peligroso (…) [sin embargo] si tuvieras dos vacunas diferentes que utilizan partes diferentes del virus, crearías dos respuestas inmunitarias diferentes en lugar de reforzar la primera”, por lo que no necesariamente resultaría en una mayor defensa.