
PBRO. ADRIÁN RAMOS RUELAS
Dos grandes exponentes de la espiritualidad cristiana son San Agustín y su madre, Santa Mónica. La Iglesia los recuerda, los venera y los celebra los días 27 y 28 de agosto. Ella influyó con su oración y con su testimonio en la conversión de este gran teólogo, quizás el mayor que ha dado la Iglesia Católica, que fundó una comunidad monástica para dejar en ella las huellas del espíritu en la dinámica que él pudo experimentar.
Desde el Concilio Vaticano II las comunidades religiosas han estudiado y clarificado el “carisma” o “inspiración original” que mejor define la espiritualidad de cada congregación.
En la espiritualidad agustiniana, la búsqueda de Dios y la conversión continua requieren la práctica diaria de la corrección fraterna, la fidelidad a la oración personal y en común, el estudio de las Sagradas Escrituras y el deseo de ser siervo-discípulo de la Palabra de Dios a imitación de San Agustín. “Recolectar” con San Agustín es regresar a lo básico de la fe católica y cultivar un amor a la vida contemplativa, contribuyendo a la vez a la edificación del Cuerpo de Cristo, la Iglesia. El Santo Padre Juan Pablo II, en la ocasión del centenario de la conversión de San Agustín que la Iglesia universal celebró en los años 1986-1987, recordó a los religiosos de la familia agustiniana que tienen la obligación de mantener vivo, en medio de este mundo inconstante, la figura de San Agustín, el gran converso. Su filosofía, su teología y su espiritualidad siguen ofreciendo respuestas a las crisis de nuestros tiempos de cambios rápidos y radicales. Más que ningún otro santo, él habla de la condición humana como “el corazón inquieto” que no conoce paz hasta que “descanse en Dios”.
El patrimonio agustiniano es inmenso y ha servido a la Iglesia por más de 16 siglos: es “siempre antiguo y siempre nuevo”. Es una espiritualidad a la vez profunda y universal, que va directamente al corazón humano y al descubrimiento del Dios Trino en ese corazón hecho a la “imagen y semejanza” del Creador, nos ha dicho John Oldfield.
En esta espiritualidad podemos reconocer la santidad de estos agustinos:
- San Agustín.
- Santa Mónica.
- San Nicolás de Tolentino.
- Santa Rita de Casia.
- San Juan de Sahagún.
- Santo Tomás de Villanueva.
- Santa Magdalena de Nagasaki.
- San Ezequiel Moreno.
Enseñanzas
- Esta espiritualidad nos muestra el itinerario del hombre hacia Dios: a Dios no se le encuentra fuera sino en el interior.
- La conversión, más que un esfuerzo personal, es un don de Dios.
- La oración mueve la voluntad. Orar por el otro influye para su provecho de la forma que sólo Dios conoce.