Lo que cayó en tierra buena representa a los que escuchan la
palabra, la conservan en un corazón bueno y bien dispuesto, y dan fruto por su constancia.
En esta parábola queda patente que
son dos los factores determinantes en las relaciones del
ser humano con su Creador. El primero y fundamental
es el de la indispensable iniciativa de Dios. El segundo
es el grado de respuesta del hombre, a quien Él busca
con amor gratuito. El Señor es paciente y no se impone al hombre ni violenta su libertad. Aunque la palabra de
Dios es siempre eficaz y al final saldrá ampliamente
triunfante, su eficacia se supedita a la
colaboración del hombre, que puede aceptar o rechazar
en todo momento la invitación divina a dar los frutos
esperados
Cfr. Heb 4, 12