“Del mismo modo que una mujer había anunciado al primer hombre palabras de muerte, así también una mujer fue la primera en anunciar a los Apóstoles palabras de vida” (Super Ioannem, ed. Cai, § 2519). No se puede olvidar su testimonio, como dijo el mismo Jesús cuando ella le ungió la cabeza poco antes de la Pasión: «Les aseguro: que en cualquier parte del mundo donde se anuncie la buena noticia, será recordada esta mujer y lo que ha hecho» (Mc 14, 9; Mt 26, 13) [Sintetizado de: B XVI, Audiencia, 14-II-2007].
"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"