Tú eres el Mesías de Dios. – Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho.
La inspirada profesión
de Pedro prepara el comienzo de la «subida» de Jesús a
Jerusalén y el primer anuncio de su pasión. Antes de
que él lo confiese como el «Mesías de Dios» y antes de
que Jesús interrogue a todos acerca de su identidad,
resulta muy significativa una observación propia de San
Lucas: tal pregunta se les formulará sólo después de que
Jesús «había ido a un lugar solitario para orar». Para que
podamos responder a esta cuestión –siempre tan viva
y actual– es necesario haber alcanzado un trato íntimo
con el Señor y estar dispuestos a adherirnos a su estilo
de vida.