En este domingo los textos litúrgicos ponen ante nosotros la inestimable grandeza de una humildad que se expresa en una generosidad desinteresada… Quien se abre a la «sabiduría que viene de lo alto», siempre aspirará a una vida al servicio de sus hermanos. Ante el Señor no tenemos otro derecho que el de nuestra propia indigencia, misma que nos dispone a recibir el perdón misericordioso que Él nos ofrece.
"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"